martes, 4 de enero de 2011

SANTUARIO DE NTRA. SRA. LA VIRGEN DEL CARMEN - Calahorra (La Rioja)



SANTUARIO DE LA VIRGEN DEL CARMEN
Reina de la Ribera
Calahorra (La Rioja) España
Situado a las afueras de la ciudad, al otro lado del río Cidacos, en el camino que desemboca en el puente romano, nos encontramos ante el Santuario de la Patrona de la Ribera: Nuestra Señora la VIRGEN DEL CARMEN, a donde vienen a visitar a la Virgen, generación tras generación de devotos.
El Santuario del Carmen tiene a honra ser el Centro Mariano de toda la Rioja Baja y de la Ribera Navarra, donde difícil es visitarla  a la Virgen y encontrarla sóla.

FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE PADRES CARMELITAS DESCALZOS EN CALAHORRA
¿Cómo nació este Santuario Mariano?. ¿Cúales fueron sus comienzos?. ¿Siempre se han conservado el convento, la Iglesia, la huerta sin cambios?. 
El manuscrito que se conserva en el Archivo de Los Padres Carmelitas de Burgos, titulado "Relación y memorio de este Santo Convento de los Carmelitas descalzos de la Ciudad de Calahorra", comienza así:
"Notum sit omnibus homínibus: que en el año del Señor de mil seiscientos tres, a los trece de Junio del mismo año, teniendo la silla apostólica Nuestro Santo P. Clemente VIII de feliz recordación; y reinando en España el Rey Nº Sº Felipe segundo (para nosotros, en la actualidad, tercero). No contaban a Felipe el Hermoso como Rey consorte de España; la historia actual sí); siendo General Nº Padre Fray Francisco de la Madre de Dios; Obispo de esta ciudad el Sr. D. Pedro Manzo; provincial de esta provincia de N.P. San Elías de Castilla la Vieja N.P. Fray Alonso de los Ángeles; Corregidor y Lugarteniente de esta ciudad el Sr. D. Jubera de Vergara; Regidores el Sr. Diego de Oliva, el Licenciado Sr. Ibáñez Fuenmayor, el Licenciado Velasco Rubio, Pedro de Soga, Francisco de Echave, Pedro Marínez de Zagra, Zeledón Velasco, Miguel Marino, Pedro de Medrano, todos perpetuos; con licencia de su Majestad y de su Consejo, despachado en Valladolid a primero de Enero de 1602, se fundó en esta ciudad este convento de la Madre de Dios de los Carmelitas Descalzos con solo 800 ducados los cuales se allegaron de mandas de particulares de la ciudad".
Con ellas , se pagará al Maestro de Obras Sarasola quien se obliga a hcer tres cuartos de casa con toda perfección. Más tarde, se le adjuntarán 3.000 ducados.
Pero, para llegar a este momento, hubo que recorrer un camino bastante complicado y nada fácil una vez conseguida la licencia del rey Felipe III y de su Consejo en Valladolid, el 1 de Enero de 1602.
Por un lado, la mayor dificultad estribaba en que había que convencer al Padre General fray Francisco de la Madre de Dios de que, en Calahorra, se necesitaba una fundación de Padres Carmelitas Descalzos, ya que, en aquella época, habían decidido no autorizar nuevas fundaciones. De vencer este escollo dificilísimo, se encargó la madre carmelita, Cecilia del Nacimiento. Entre las muchas razones que insistentemente le presentó al Padre General, estaba no sólo el bien espiritual que iba a brotar de la fundación de los Padres y que beneficiaría enormemente a la ciudad de Calahorra, sino que ellas mismas, las Carmelitas, también participarían de él y se sentirían mucho más seguras, puesto que necesitaban que los Padres Descalzos las dirigieran esperitualmente.


Por otro lado, logró esta misma madre Cecilia el apoyo de dos valiosas personas: el del confesor de las Madres y Deán de la Catedral D.Gaspar de Ortuño y el del Arcediano de Vizcaya D. Alonso Ordóñez, quien prometió además, en escritura, dar 800 ducados para la fundación.



Todavía quedaba mucho por decidir, incluso hasta dónde iban a vivir los Padres. El reloj del tiempo se puso en marcha y se fueron obteniendo los primeros resultados. En las Actas del Ayuntamiento de Calahorra del añor 1602, consta que se anuncia la fundación de los Padres Carmelitas Descalzos el 6 de Abril de 1602. Ese mismo mes, el miércoles día 17 de 1602, el Cabildo de la Catedral admite la fundación. El Padre General, el día 8 de Julio de 1602, en contra de lo acostrumbrado, autoriza esta nueva fundación como caso excepcional. Sólo faltaba el placet del Obispado. El 27 de Julio de ese nusni año, D. Pedro Manso de Zúñiga, Obispo de Calahorra y la Calzada, tan vinculado espiritualmente a la Santa Fundadora, Santa Teresa de Jesús, lo concede con gran satisfacción de todos.
¿Cúantos carmelitas vinieron a hacer la fundación?. Como Vicario, vino fray Jerónimo de la Madre de Dios, acompañado de fray Juan Bautista, natural de Lazcano (Guipúzcoa), y de fray Tomás de Jesús, tracista que diseñará los planos de este convento. Este primer Vicario, según el cronista, fray José del Santísimo Sacramento en 1655, es quien comenzará la obra e "hizo un pedazo de casa".
Como no tienen nada, ni siquiera una casa donde guarecerse, se instalan provisionalmente durante los meses que estuvieron tratando de la fundación, en la casa de un gran amigo de las MM.Carmelitas, defensor incansable de esta fundación, tanto en Valladolid como en Madrir, ya que él es quien logra las licencias del Consejo, el Regidor D.Diego de Oliva. Esta casa estaba en una plazuela, a espaldas de la Iglesia de San Francisco. No se sabe con exactitud la fecha; puede se a final de 1602 o principios del 1603. Viven ahí unos meses y son tratados con toda estimación y cariño, como reconoce y agradece el cronista del libro citado. "Las cosas de palacio, dice el refrán, van despacio". Los trámites de la fundación se alargan más de lo previsto; por lo que se decidió alquilar una casa y, con una imagen de la Virgen María, Ntra. Sra. del Pueblo, regalo de las Masre Carmelitas, y unos pocos enseres, se inaugura solemnemente allí el primer convento carmelita de la ciudad el día 13 de Junio de 1603, fiesta de San Antonio de Padua.
Esta casa estaba ubicada en el Barrio de las Orcerías, camino de Arnedo y pertenecía a Francisco Mijancas. Una cosa curiosa: en 1655, aún se conservaba, en la puerta de esta casa, una cruz mediana, como señal de que allí habían vivido los Carmelitas.
Comienzan bien los Padres Carmelitas su andadura en la ciudad. Todo parece ir sobre ruedas. Pero, surge la primera dificultad. Francisco Mijancas, dueño de la casa, la necesita y pide a los frailes que se la devuelvan. Se encuentra de repente en una situación crítica. Ha pasado un año y sólo se ha colocado la primera piedra del futuro convento; eso sí, con la licencia expresa del Sr. Obispo y gracias a la generosidad del que entonces era Subprior de Corella fray Juan de San Alberto.
Como todas las cosas importantes, la colocación de la primera piedra se hizo con la mayor solemnidad. Fue llevada en andas para realzar la importancia que tenía del futuro convento para la ciudad. La colocó el Arcediano de Vizcaya, Alonso Ordóñez, siendo Vicario fray Jerónimo de la Madre de Dios. Es en el día de Santa Ana, 26 de Julio del 1603; de ahí que, en conmemoración, les dediquen, a Santa Ana y a su esposo San Joaquín, la capilla "mejor y más principal", con tres misas solemnes.
La realidad cruda es que prácticamente sólo se ha puesto la primera piedra y los Padres, en 1604, no tienen dónde vivir. El Arcediano consigue que les dejen guarecerse provisionalmente en la pequeña ermita de San Lázaro, propiedad del Cabildo, sita en la orilla derecha del río Cidacos, junto a la calzada romana. Está extramuros, muy cerca de donde se levantará el convento y la Iglesia, a unos 200 pasos, hacia oriente. Allí, fray Elías de San Sebastián acomoda provisionalmente, durante unos cuatro meses, a la comunidad que se remedia como puede, mientras se construye su nueva casa, a donde se trasladarán a final de Octubre de 1604. Calahorra tenía en gran estima, 50 años más tarde, a la ermita de San Lázaro por haber vivido allí los padresCarmelitas.
¿Cuál puede ser el motivo de este aprecio tan singular?. Lo desvela indirectamente el cronista más adelante al describir, por un lado, la vida y la austeriadad de estos primeros pioneros del Carmelo calagurritano y, por otro, la santidad de la vida de estos religiosos. Las celdas de San Lázaro eran tan austeras que las compara con las de los más rigurosos anacoretas de la historia de la Iglesia: con las casitas de la ribera del Jordán en tiempo del profeta Eliseo; con las celdas de la Tebaida de San Antonio, Abad y por último, con los tugurios de los Santos Hilarión y Germán en Palestina. ¡Casi nada!. ¡Sobran comentarios!.
De su santidad, nos dice lo siguiente: "Se han conservado los religiosos en los fervores primeros y en la Religión antigua de los primeros Padres dando el ejemplo en constancia de obras y suavidad de virtudes que aclaman esta Ciudad y las circunvecinas visitando aquesta casa en concurso grande y estimación no pequeña, acudiendo con tan larga mano en limosnas".
Estamos, pues, en 1604. Acaban de estrenar el convento definitivo marchándose de San Lázaro. Se coloca al Santísimo de forma provisional, puesto que todavía no se han empezado las obras de la Iglesia, en una habitación grande que, pasado el tiempo, en 1655, será el Refectorio de la Comunidad.
Las ayudas, impulsadas por la Madre del Carmen van llegando poco a poco. D.Juan de la Mota, Sr. de la villa de Quel, regaló mil ducados para comenzar la Iglesia. El licenciado, Juan Ibáñez, y su mujer Dª María de Ibarguen, a instancias de la providencial madre Cecilia, donan a los Carmelitas los terrenos de la huerta, que se cerrará durante el mandato de fray Jorje de la Madre de Dios. Durante el Priorato de fray Juan de San Cirilo, (1610-1613), se empieza la construcción del nuevo Santuario. El convento se terminará siendo Prior fray Alonso de San José. Las pinturas de los retablos se le atribuyen al hermano Juan, Carmelita Descalzo, que colaboró también en varias obras de la Catedral.
El Santísimo se trasladó a la nueva Iglesia el día de San Bernabé, 11 de Junio de 1624 y, según las Actas del Cabildo de la Catedral, asistió el Cabildo en pleno. La advocación que le dieron al Santuario fue "María de los Ángeles, Madre de Dios y del Carmen". Se completó la Iglesia durante el mandato del Prior, fray Gabriel de la Madre de Dios, (1628-1629), quien la dotó de "retablos, puertas, rejas, ermita, pirámides y relicario".

EL VIVIR EN EL CARMEN DE CALAHORRA HASTA LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
El primer Prior del convento de Calahorra, fray Jerónimo del Espíritu Santo, antes de ser Carmelita, fue un hombre famosísimo. Era conocido en el mundo de las letras con el sobrenombre de "Doctor Águila".
Durante el mandato del segundo Prior, fray Elías de San Sebastián, años 1607 al 1610, ocurrió un hecho que siempre se ha mantenido como milagroso y que se ha rensmitido en las crínicas de los Carmelitas Calagurritanos, de donde lo he sacado. Se conoce como "El pozo de la obediencia". Hoy, este pozo, se halla ubicado en el patio interior del convento.
"Al hermano portero, un hombre sencillo, de una fe profunda como para mover montañas, se le cayeron involuntariamente las llaves del convento en ese pozo, cuando estaba sacando de él agua para las personas que venían a la portería a mitigar su sed, bien porque trabajaban en los alrededores del convento y no tenían agua fresca, bien porque simplemente, en esos momentos tenían sed y no había un sitio más cercano donde ir a saciarla.
Pùes bien, el pobre hermano portero se quedó compungido y aterrado. El pozo era profundo y con mucha agua. No sabía cómo recuperar las llaves. Presuroso, acudió al Prior. En su simpliciad, pensó que el Prior le solucionaría el problema inmediatamente, como solía resolver todos los problemas del convento. El P.Prior, que estaba muy embebido en otros asuntos en ese momento, espontáneamente y sin reflexionar, le contestó: "Pues vaya Ud. y las saque del pozo".
Pronto y bien mandado, el hermano no se lo pensó dos veces y, obedeciendo ciegamente, se tiró al pozo de cabeza. Fray Elías, pasados unos minutos, temió que, dada la inocencia y sencillez de este fraile,s se lo hubiera tomado al pie de la letra y rápido, como el alma que lleva el diablo, corrió desolado hacia el pozo. Llegó tarde. El color de su rostro era más blanco que su capa de carmelita. No salía de su asombro. El hermano estaba en el fondo del pozo. Fray Elías se frotaba los ojos no dando crédito a lo que estaba viendo con sus propios ojos. Y, con la boca abierta, contempló cómo salía el bendito hermano del pozo con las llaves en la mano, sin mojarse ni un ápice de su cuerpo ni del hábito.
No se explicó nadie cómo pudieron llegar las llaves a las manos del hermano portero, cómo no se mojó hasta los tuétanos, cómo no se ahogó y cómo salió de esa manera del pozo. Desde entonces se le bautizó con el "Pozo de la obediencia" (Archivo PP. Carmelitas de Calahorra. "Libro diario: 26-V-1921 al 27-IX-1957, páginas 245-247").
Los años van pasando y, mientras los Padres se dedican a su minesterio: orar, estudiar y formarse, confesar, predicar, vivir en en probeza y obediencia, ayudar a todos: seglares y sacerdotes tanto de Calahorra como de los pueblos de los alrededores que solictan su ayuda, las boras van adelantando.
Corre el año 1614. El 24 de Abril, se bearifica a Santa Teresa de Jesús. Como los Padres Carmelitas se han ganado a pulso el cariño y la estima de la ciudad, el Ayuntamiento ordenó, el día 11 de Septiembre de ese año, que en la fiesta de la nueva Beata, 5 de Octubre, se haga "una encamisada o marcha nocturna a la luz de las antorchas y que los caballeros del Ayuntamiento, junto con los calagurritanos, participen en ella y que, al día siguiente, se corran toros".  Todo, como se, un aconteciemnto. ¡Por algo será!.
Otro hecho digno de destacar de esa primera época es que el rey Felipe III rogó al Ayuntamiento de Calahorra, el 9 de Agosto de 1618, que aceptara a la Beta Teresa de Jesús como Copatrona y Abogada de España. El Ayuntamiento aceptó gustoso el deseo del Rey y, el 18 de ese mismo mes y año, mandó que se celebrara solemnemente el día de su fiesta.
Calahorra, de nuevo, se viste de alegría. A un hijo suyo, fray Juan Tadeo de Roldán, Carmelita Descalzo, Obispo de Aspahán (Persia), el Sha de Persia lo acaba de nombrar Embajador suyo ante el Rey de España. Al pasar por Calahorra, una vez completada su misión, el 13 de Septiembre de 1633, el Ayuntamiento decreta fiesta, con corrida de toros y fuegos artificiales, además de obsequiarle con un regalo.
Es de notar el que no se conserve ningún documento de cómo quedó la Iglesia recién estrenada en 1623 más que lo dicho anteriormente. Lo que está claro, es que era muy sencilla y modesta. Se fue poco a poco rellenando con las adquisiciones y obras de los distintos superiores.
Hay que señalar que la Iglesia primitiva difería de la Iglesia actual. En 1623, tenía una sola nave con capillas abiertas solamente en el primer tramo, según el inventario de bienes de 1755. Dos capillas: una dedicada a San José, en el lado del Evangelio; otra dedicada a Santa Teresa, en el lado de la Epístola.
Fray Manuel de la Resurrección (1707-1709), compró en Corella una imagen de Ntra. Sra. del Carmen. ¿Será esta la actual?. No han ninguna seguridad de que sea ella, pero lo cierto es que es la primera vez que se menciona una imagen de la Virgen del Carmen para la Iglesia. Al principio, en el altar mayor, no había escultura de la Virgen del Carmen, sino una imagen de la Virgen del Carmen pintada en un gran lienzo. También hizo un juego de cajones para la sacristía. Los actuales.
Fray Andrés de la Concepción (1745-1748), reorganizó el claustro donde se enterraba allí a los religiosos muertos, distinguiendolo las sepulturas con rayas de piedra.
Llegamos al año 1755. Es Prior fray Pedro de Santa Teresa, quien además de estofar las imágenes del altar de San Juan de la Cruz, comprar un San José para la portería y cercar la huerta, hace el siguiente inventario, que creo nos puede servir de pauta para figurarnos de alguna manera cómo estaría el Carmen en ese tiempo. El susodicho inventario reza así:
Altar Mayor. En el centro, tiene un cuadro grande de la Virgen del Carmen. En el ático, un Santo Cristo. A los lados de la Virgen del Carmen, Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Todas, pinturas.
En la pared del Evangelio. Hay un transparente, dorado y pulimentado, con dos puertas de cristal. Lo decora un carro triunfal, en el que van las tallas: de San José con la vara en una mano y de la otra lleva al Niño y la de Santa Teresa de Jesús. Todos lucen diademas de plata sobredoradas y, de ese mismo material, es la vara de San José. Encima, una talla de la Virgen del Carmen con el Niño, ambos con corona imperial de plata sobredorada. El retablo tiene un lienzo de San Juan Bautista. El ático se viste con otro lienzo: San Elías.
Un retablo dedicado a San Juan de la Cruz. Su talla, estofada; la corona, una diadema de plata sobredorada. Este retablo se adorna con dos tallas: la de Santa María Magdalena de Pacis y la de Santa Eufrasia; además de un escaparate con una talla de cera del Niño Jesús y con dos relicarios.
Un retablo de San Joaquín y de Santa Ana.
Un lienzo del descendimiento, en un arco de la pared.
En el lado de la Epístola, un retablo con los lienzos. El titular, San José. En el ático, el Profeta Eliseo. En este retablo, hay un relicario del Ecce Homo, con enmarque y corona de plata.
La capilla de Santa Teresa. Tiene su retablo y lo preside un lienzo de la Santa Madre.
Las paredes de la Iglesia y el coro están vestidas con 13 cuadros. En el coro, la presidencia la ocupa otro cuadro de la Virgen del Carmen con el Niño de la mano.
En el oratorio, un altar con un cuadro de Santa Teresa.
Entre la sacristía, el capítulo y el caustro. Hay 33 cuadros: 1 escaparate con el Niño Jesús en cama, adornado con alhajas de plata; 7 láminas; 24 tarjetas; otro escaparate con una talla de marfíl del Niño Jesús; otro Niño Jesús, vestido con adornos de plata; una talla de la Virgen; otra de San José y 19 relicarios con marcos de plata dorados.
Siguen haciéndose innovaciones en la Iglesia. Fray Tomás de San Prudencio, Prior durante los años 1775-1778, decide construir cinco capillas nuevas con sus retablos. Compró las imágenes del Santo Cristo y de la Dolorosa y las colocó en la Capilla donde hoy está el Santo Cristo. También mandó colocar un salvavoz al púlpito. El Prior, fray Francisco de San Juan Crisóstomo (1788-1790), comprará el órgano de la Iglesia. Le costará 12.000 reales. Se pidió la colaboración a los calagurritanos que les dieron 3.000 reales en una colecta.
Es durante el mandato de fray Vicente de Santa María (1793-1796), cuando se quita el lienzo de la Virgen del Carmen del altar mayor y se coloca en su lugar, tal como la tenemos ahora, su estatua. Se le pusieron unos espejos detrás. Hoy no existen. A sufragar estos gastos, contribuyó el Arcediano de la Catedral de Calahorra.
¿Qué novedades se añaden a la Iglesia?. Ya pocas. Como se puede observar, además de ser la Iglesia bastante distinta a la que hoy, 2002, Roma no se hizo en un día. Para conseguir tener una Iglesia decente, tuvieron que pasar muchos años y cada Prior fue poniendo su pequeña gotita de esfuerzo para que la Virgen del Carmen tuviera un Santuario digno. Algunos cambios se perciben a simple vista hasta por un profano. Basta observar la cubierta de la Iglesia desde fuera. Se ve que la actual es emnos alta que la anterior. Probablemente esta nueva techumbre de la Iglesia la realizan los padres franceses.
La vida del convento de los Padres Carmelitas Descalzos, desde su fundación, sufrió como cualquier convento sus altibajos. Siempre fue uno de los pilares que sostuvo la fe de Calahorra. A ello contribuyeron, además de la vida ejemplar y santa de los Carmelitas ya mencionada antes, el amor por el pueblo calagurritano siempre ha sentido y siente por su Madre del Carmen. Ella, a su vez, protegió de diversas maneras y con amor maternal a sus hijos, no sólo a los Carmelitas, sino a todo Calahorra.
Hay un hecho real muy significativo que consta en las crónicas del convento de Calahorra que confirma lo dicho. Sucedió en 1747. Fue un año nefasto y aciago para el agricultor calagurritano. Una sequía feroz hacía agonizar los cultivos. Se hicieron diversar rogativas en la ciudad a los santos más populares, al Cristo de la Pelota... Se celebraron misas en todos los altares privilegiados. El agua no caía. Parecía que se volvían a repetir los tiempos del profeta Elías. Los Regidores de Calahorra pidieron al Padre Superior que sacara en procesión de rogativas a la Virgen del Carmen. Después de muchos dimes y diretes, el padre Prior accedió. Se celebró una misa solemne en la que predicó el padre Lucas de San José, Superior del Convento. Se cantaron las letanías de la Virgen y salió en procesión. Bastó sólo con que la Virgen del Carmen traspasara las puertas de la Iglesia, para que se desatara un diluvio tan fuerte que impidió la precesión por fuera y remedió la sequía que asolaba los campos de la ciudad. El pueblo, al día siguiente, se volcó en agradecimiento a la Madre.
¿Efemérides interesantes para nosotros que nos ayuden a conocer con más exactitud la vida de este Carmelo Desclazo de Calahorra?. Cuando se fundó este convento permanecía a la Provincia Carmelitana de Castilla la Vieja. Pero, el 11 de Abril de 1706, en el Capítulo General, celebrado en Pastrana, los Padres Capitulares tomaron una decisión que afectó a nuestro convento. Fue eregir una nueva Provincia, llamándola San Joaquín de Navarra. Para ello, dividieron en dos la Provincia de Castilla la Vieja; una parte se seguíría llamando así, la otra parte sería San Joaquín. Y a esta nueva provincia le tocó nuestro convento.
LLegamos al año 1727 y Calahorra vive dos acontecimientos totalmente diferentes. Uno triste, el otro alegre. El triste: España se viste de luto, ha muerto su Rey, Luis I, hijo de Felipe V. La ciudad se une al dolor de la nación y organiza unos solemnes funerales a los que invita a todos los ciudadanos, tanto seglares como religiosos. Se van a celebras las honras fúnebres en el Raso de Santiago, donde cada orden religiosa tiene reservado su banco. Llegan los Padres Carmelitas en el último momento, para no distraerse de su recogimiento entre tanta multitud y algarabía. Su sorpresa es mayúscula. Su sitio lo han ocupado los Padres Franciscanos. Los Carmelitas participan en la ceremonia de pie y sin rechistar.


Parece que la broma sólo se ha limitado a eso. Pero no es así. Se organiza el desfile del cortejo fúnebre. Hay de toda la vida un orden establecido: las órdenes religiosas desfilan una a cada lado de la calle emparejadas: un franciscano, un carmelita. Entonces el Padre Guardián de los Franciscanos, no contento con dejarlos sin asiento, no quiere desfilar a la par con ellos, por lo que manda a sus frailes que se pongan en dos filas, para que así los Carmelitas necesariamente vayan detrás de ellos, como segundones. Al ver este nuevo desprecio y para evitar otras humillaciones, los Carmelitas abandonaron el cortejo fúnebre y se volvieron al convento.


El otro acontecimiento es alegre y feliz. San Juan de la Cruz es canonizado ese año. La Comunidad de Calahorra salta de alegría. El Definitorio General les autoriza a cantar un Tedeum de Acción de Gracias en la Catedral, si el Cabildo se lo permite. El Prior se apresura a conseguir la autorización. En la Catedral, se juntan todos: la Comunidad, el Cabildo y el pueblo de Calahorra. Se canta con emoción y alegría el Tedeum a tres coros. Concluido el acto, el pueblo y las autoridades les dan la enhorabuena a los frailes,quienes a través de su Superior, les agradecen sus atenciones y su asistencia a esta celebración tan importante para el Carmelo.


LLama la atención la observancia monacal y estricta de estos primeros Carmelos. No pueden abandonar, como ya he hecho notar antes, el convento por su cuenta, ni siquiera para festejar a su Padre Fundador. Pero, a la vez deben atender a todas sus necesidades ellos mismos procurando por su subsistencia, por eso, a veces chocan algunos detalles que fácilmente se encuentran en sus diarios, como el que en 1758, deben componer el horno en el que cuecen su propio pan contruyéndole además una nueva chimenea. No es como ahora que se compra todo. Entonces, incluidos los religiosos, se tenían que valer por sí mismos.
Algunos frailes de este convento calagurritano han destacado por su vida heróica vivida en el anonimato. Un botón de muestra:
El convento se vestía de luto el 22 de Enero de 1741. Hbía ido a encontrarse con el Padre del Cielo el hermano Manuel de la Madre de Dios. Excepto los frailes del convento, nadie sabía de su vida. Pero, había sido un verdadero santo. ¿Qué había hecho este buen hermano?. Había cuidado, curado y mimado a otro fraile que tenía una enfermedad tan dolorosa, cruel y contagiosa que el resto del convento rehuía hasta el pasar por delante de la celda del enfermo. El olor que se escapaba por las rendijas de la puerta eran tan pestilente que se hacía insoportable. El cuerpo del enfermo estaba plagado de llagas ulcerosas que supuraban continuamente. El cronista compara al enfermo con Lázaro, el de la parábola del Evangelio del rico Epulón. Pues bien, este bendito hermano Manuel, lo limpiaba, mimaba y lavaba como si fuera Jesucristo en persona, siendo un ejemplo de humildad, abnegación y amor al prójimo para el resto del convento. Nunca le dio importancia a su labor. Para él era normal lo que hacía. Cuando murió, la comunidad se alegró por un lado, puesto que ha pasado a recibir el premio que se merecía en el Cielo. Pero por otro, lloró. Se había quedado si un santo.
Siempre este convento de Calahorra ha estado muy vinculado con las misiones y con los conventos en estos países. Como botón de muestra baste decir que, además de enviar continuamente allí a sus religiosos, también incluso eligen a sus Superiores para ejercer allí su magisterio  su labor pastoral. Esto ocurrió, y es sólo un ejemplo, con el Prior fray Blas de la Resurrección. Se le nombró Prior de este convento el 3 de Mayo de 1727. Su mandato duró quince meses. En Agosto del 1728 fue nombrado Visitador y Provincial de la Nueva España. Calahorra cedía a su Superior en favor de otros hermanos más necesitados.
Entre los años 1784 y 1787, Calahorra se vio azotada terriblemente por una epidemia tan contagiosa que llegaron a faltar personas para atender a los enfermos. El mismo convento del Carmen no tenía suficientes religiosos para socorrer a los enfermos, como había hecho otras veces, por lo que se tuvo que recurrir a los conventos carmelitanos cercanos; así que llegaron frailes de Logroño, Corella y Pamplona a cuidar a los apestados, por lo que el convento calagurritano se endeudó, aunque como dice el cronista, "de todo salieron adelante con la ayuda de Dios y de la Virgen del Carmen". La población calagurritana quedó diezmada.
Más hechos históricos. Corría el año 1688. El convento tenía que cobrar unas veredas en la Sierra. El Prior decide mandar a dos frailes. Uno de ellos es fray Miguel de Santamaría. Salen ambos animosos del convento y, como era habitual en esa época, van a pie a cumplir su cometido. Es de noche cerrada cuando llegan cerda de Arnedillo. Deben cruzar el río Cidacos, no llevan ningún farol y no se ve absolutamente nada. Confiados ambos carmelitas, cruzan el puente de madera. De repente, el padre Miguel desaparece cayendo al río. Su compañero asustado, bajó como pudo a auxiliarlo. Lo encontró moribundo. ¿Qué había pasado?. El puente tenía una agujero enorme y el padre Miguel no lo había visto por ser la noche muy oscura, por lo que se había precipitado al vacío. Murió a las pocas horas en brazos de su compañero. Se la enterró en Arnedillo.
Otro detalle que me ha resultado llamativo ha sido el comprobar, un poco por encima, cuáles han sido las enfermedades que más mortandad han causado en este convento desde su fundación hasta 1836.
Hay varias. La más frecuente era el tabardeillo, conocido vulgarmente como el tifus. ¿Sería por tener pozos ciegos de desagüe cercanos al pozo del que bebían?. ¿Estaba contaminada el agua del pozo por otros motivos?. El cronista sólo señala el hecho. "Ha muerto de tabardillo". Nadie analizaba entonces el agua y probablemente, al salir limpia y clara, nunca se plantearon que podía esta plagada de microbios y ser la causa tan frecuente de esa infección mortal. Tampoco la microbiología estaba tan avanzada como hoy día ni se controlaban las aguas públicas con tanta frecuencia como se hace ahora.
¿Dónde enterraron a los frailes durante esta época?. En varios sitios. La mayoría está en el claustro. Ese fue el cementerio del convento desde su fundación haste el 11 de Noviembre de 1795. Descansan en paz en ese sitio 137 frailes. La Capilla actual del Santo Cristo, la primera de la Iglesia entrando a la izquierda, fue el segundo cementerio. Ahí esperan las resurrección de los muertos diez religiosos. Se usó esta capilla como camposanto entre el 20 de Febrero de 1799 y el 12 de Octubre de 1805.
El tercer lugar fue el Cementerio Municipal de la ciudad, ahí reposan en la paz del Señor, 22 frailes en un sitio reservado para los religiosos. Este lugar lo usan entre el 15 de Enero de 1808 y el 9 de Marzo de 1831. Se volvió a enterrar otra vez en el Convento; pero ahora en la ermita, hoy desaparecida, que había en la huerta. Ahí sólo se inhumaron a dos frailes entre el 14 y 23 de Septiembre de 1834. Por fín, se volvió otra vez al Cementerio Municipal de la ciudad, dondo sólo se dio tierra a un fraile, al último de este período antes de la desamortización de Mendizábal y del consiguiente abandono del convento el 30 de Mayo de 1836.
A parti del arreglo del claustro del convento y del patio interior del claustro, año 1958, se han ido enterrando tanto en el panteón que se hizo en el patio como en el cementerio municipal de Calahorra.

MÁS NOTICIAS DESDE 1808 HASTA EL DECRETO DE DESAMORTIZACIÓN.
El siglo XIX es nefasto para la Iglesia de España en general y para el convento en particular. Primero, los franceses de Napoleón se adueñan de Calahorra. Se producen desmanes en la ciudad. Profanan, entre otras cosas, la Catedral; les sirve de acuartelamento; algunos altares con sus imágenes sufren mutilaciones irreparables. El malestar va en aumento. Esto provoca que durante la dominación francesa de la ciudad y de España, los conventos del Carmen de esta zona fueron enérgicos opositores a la dominación extranjera. Es una de las razones por la que escondieron, como veremos enseguida, a la Virgen del Carmen, pues temían represalias y profanaciones. No se equivocaron. Las represalias francesas no tardaron en llegar contra este convento de Calahorra. Se llevaron preso a su Prior fray Juan de Jesús María (1808-1812) a Pamplona. Allí lo tuvieron, primero encarcelado durante nueve meses; después, lo soltaron pero lo mantuvieron desterrado lejos de Calahorra tres años.
Ante estos hechos, el convento del Carmen y su amigos temen lo peor, no sólo por el convento, como acabo de exponer, sino por la Iglesia, pero sobre todo por la imagen milagrosa del camarín, por la Patrona de la Ribera. ¡Había que salvarla como fuera!. Y no se les ocurre otra cosa que lo siguiente:
Antonio Reboles y su mujer Teresa Lafuente, matrimonio muy vinculado al Carmelo, poseían en esa época, uan aguardentería en el piso bajo de su vivienda en el Arrabal. Esta casa tenía unos soportales; hoy todo ha desaparecido. Esta familia calahorrana, de acuerdo con los Padres Carmelitas y después de largas deliberaciones, para evitar que profanaran a la Virgen del Carmen o se la llevaran a París, aprovecharon una noche oscura como la boca de un lobo y la sacaron en secreto del Carmen. Cruzaron por el puente romano, hoy también inexistente, y se la llevaron a su casa del Arrabal. Entonces decidieron, con buena intención, esconder la imagen en la bodega de la familia, dentro de un lago de pisar uva. Allí nadie la iba a encontrar. El traslado se había hecho con total sigilo. Nadie se había enterado. Y de hecho, la Virgen del Carmen estuvo ahí a salvo hasta que se fueron los franceses.
¿Inconveniente?. Hoy se comprueba que uno y no pequeño. Pero ellos ¿cómo se lo iban a figurar?. En ese lugar, perdió por la humedad, parte del dorado de su manto como se ha podido constatar en la reciente restauración. Este hecho del traslado de la Virgen y de su ocultamiento está confirmado por el testimonio oral de los esposos: Carmen Lorente Madorrán y Jesús Bobadilla Ochoa, ambos de 80 años de edad. Carmen, es descendiente, por parte de su madre, Emilia Madorrán Reboles, de Antonio Reboles y de Teresa Lafuente. Además, a su abuelo paterno, Pedro Lorente Pastor, hortelano del Carmen hasta 1936, le oyó contar esta historia infinidad de veces. El abuelo Pedro, a su vez, la había conocido de boca de su abuelo, quien a su vez la había oído a su abuelo, vecino de los Reboles, coautor del traslado de la Virgen y con el que emparentará un siglo más tarde por el matrimonio de los padres de Carmen: Roque Joaquín Lorente de Pablo y Emilia Madorrán Reboles: los padres de Carmen Lorente Madorrrán.
Jesús Bobadilla Ochoa, además de oírsela contar al abuelo Pedro, cuando era un aprendiz de peluquero, escuchó repetidas veces, en la peluquería, de boca los ancianos de Calahorra lo que para ellos era una anécdota con la que burlaron a los franceses "que se creían tan listos".
No corren, pues buenos vientos en España para las órdenes religiosas. El Rey decreta la suspensión de los conventos que hay en Calahorra: franciscanos y carmelitas. Se les acusaba de "juntarse varios sacerdotes y gentes de honor a leer noticias y papeles patrióticos". El Ayuntamiento de Calahorra escribe al Rey el 1 de Junio de 1809 pidiéndole suspenda la ejecución de ese edicto en Calahorra. De momento, se suspendió el decreto; pero, en Agosto de ese mismo año, el panorama religioso español se oscureció terriblemente y las personas devotas del Carmen aconsejaron a los frailes que, sin dejar de vivir en comunidad, abanonasen momentáneamente el convento y vistiesen traje de clérigo. El Gobierno obligó a arrendar la huerta, pero se hizo de tal manera que nunca dejó de pertener y de ser cultivada por los frailes.
Se despejó un poco el ambiente anticlerical y, a últimos de Julio de 1813, los Padres Carmelitas de nuevo volvieron a su convento vistiendo otra vez su hábito carmelitano. Ese mismo año, los franceses abandonan definitivamente la ciudad.
Dice el refranero: "las desgracias, nunca vienen solas". Parecía que todo había vuelto a la normalidad, cuando se presenta, en el año 1819, la peste. La mortandad y el contagio en la ciudad es tan grande que nadie quiere preocuparse de atender o enterrar a los apestados. Los muertos se amontonan por las calles. El riesgo de contagio es inevitable. Ante esta situación tan crítica, el Prior del convento fray Vicente de Santa Teresa, le ofrece desinteresadamente al Ayuntamiento el hacerse cargo de este ministerio. La comunidad de los Carmelitas no teme al contagio y, mientras duró ese azote nefasto, atendió con infatigable caridad evangélica a todos los apestados, evitando así que la tragedia fuera muchísimo peor.

LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZABAL Y SUS CONSECUENCIAS
Al final del primer tercio de este aciago siglo, año 1835, tras otros tanteos de vejación y humillación contra las órdenes religiosas en España, se desató violenta y cruel, el 11 de Octubre de de este año, una furiosa persecución contra la Iglesia y sus biens, provocada por el decreto del Ministro de la Corona, Juan Álvarez Mendizábal, que obliga a cerrar todos los conventos. El 19 de Febrero de 1836, se ponen en venta todos los bienes raíces de las Comunidades Religiosas.
También llegó sus brazo ejecutivo al Convento de los Padres Carmelitas Descalzos obligándoles poco a poco a abandonarlo con todos sus bienes. Primero, fueron los acosos de los gobernantes políticos, no del pueblo, como por ejemplo, el 25 de Marzo de 1836, reciben la orden de despojarse todos de los hábitos religiosos. El Superior del convento recurrió ante la autoridad pidiendo un aplazamiento, pues le era imposible en tan poco tiempo el proveerse de trajes taleres eclesiásticos, ya que son 37 los religiosos que vivien en el convento en esos momentos. La contestación no se hizo esperar y el 27 de Marzo, dos días más tarde, les llegaba la negación del aplazamiento, por lo que se las tuvieron que apañar como buenamente pudieron.
El pueblo de Calahorra los siguió protegiendo hasta la firma del Convenio de Vergara, 1839 en que definitivamente deberán abandonar el convento. Este abandono fue uno de los principales motivos de la desaparición de parte de los archivos de este convento.
El convento quedó vacío. Fray Domingo de San José, llevó a la comunidad a Francia, a la ciudad de Broussey (Gironde). Allí se propagaron rápidamente siendo su labor fecundísima. En Calahorra, sólo quedaron dos Padres Carmelitas, fray Sebastián de Jesús María y fray Juan de Santa Teresa como capellanes de las Madres Carmelitas. En el convento de las Madres, se guardaron objetos sagrados y ornamentos litúrgicos que más tarde devolverán a sus propietarios. También se hizo inventario y se distribuyeron por las Iglesias de los pueblos vecinos: Arnedo, Pradejón,...
¿Qué ocurrió con el convento, la Iglesia y la huerta del Carmen mientras tanto?. Todo se subastó por la Hacienda Nacional.
¿Cómo se distribuyeron los bienes del convento?. D.Luis de Ángel, compró la huerta. Teodoro Ramírez, vecino de Alfaro, compró la Iglesia y el convento, aunque posteriormente se la vendió a D.Francisco Sáenz el 17 de Noviembre de 1845 por la cantidad de 12.000 reales de vellón.
Hay que señalar que, en los seis años, 1839-1845, que estuvo en propiedad del alfareño, Sr. Ramírez, la Iglesia sufrió mucho. Se derribó una parte de ella para vender material a otros constructores. Esto enfadó muchísimo a los calagurritanos que amaban con locura al Santuario. En el libro de Diario del Convento de los años 26 de Mayo de 1921 al 27 de Septiembre de 1951, en su página 210 y ss., el cronista cuenta que los niños de Calahorra, al terminar sus clases, tanto por la mañana como por la tarde, llegaban al río, cogían piedras, se acercaban hasta la Iglesia del Carmen y se dedicaban a apedrear a los albañiles hasta que los hicieron desistir de su intención llegando a herir gravemente a alguno de ellos, ya que pretendían desmantelar el Santuario y los calagurritanos no podían quedarse sin la casa de su Madre.
¿Qué hay de verdad?. No lo he podido comprobar con ningún otro docuemnto. Sólo consta en el archivo del Ayuntamiento que que Jefe Político fue el que oficialmente paró el derribo, el 2 de Julio de 1845, "por contener la Iglesia obras de arte".
 Otra anécdota. Con los materiales de derribo del convento, no de la Iglesia, un vecino de Calahorra, no se cita quién, se construyó en la carretera de Zaragoza una casa, a la que el pueblo bautizó con el nombre de "La casa del diablo". ¿Por qué?. Parecía que sobre esa casa pesaba una maldición, pues sus cuatro primeros dueños pusieron en ella fábricas y todos se arruinaron, de tal manera que se abandonó entre los años 1904 al 1914. Más tarde, sirvió de refugio a los gitanos que paraban por esas tierras, hasta que en 1920 las compró el entonces el Álcalde de la ciudad, D. Luis Garro. (Libro de Diario del Convento de los años 26 de Mayo de 1921 al 27 de Septiembre de 1951, en su página 212).


Los Carmelitas tardaron en volver a Calahorra 45 años. ¿Qué paso en ese largo periodo con la Iglesia?. ¿Quedó abierta al culto?. Tampoco está la cosa clara que digamos. Hay un documento anónimo de una religiosa que afirma, en 1883, que la Iglesia siempre estuvo abierta y con culto.


En el libro de Diario del Convento de los años 26 de Mayo de 1921 al 27 de Septiembre de 1951, en su página 211, he leído que la Iglesia quedó al cargo de un ermitaño, el hermano Eugenio, quien vivió en lo que es hoy (escribe en 1941), el salón de estudios, que comunicaba con la Iglesia con una escalera practicada en la torres de las campanas. Este ermitaño se quedó a vivir después con los Padres Franceses cuando vivieron, continuando como centro difusor de la devoción mariana de la zona, como venía siendo.
Sin embargo, el padre María José en 1950, afirma que solamente quedó abierta al culto a partir de la compra hecha por Francisco Sáenz el 17 de Noviembre de 1845.


Sea una cosa cierta o la otra, la realidad constatada es que la Iglesia estaba muy deteriorada. Creo que se puede deducir, por otra parte, de las cartas y documentos que se cruzan entre el vendedor, Sr.Ramírez, y el comprador, Sr. Sáenz, por un lado, y por otro, de los documentos de los bienhechores y amigos del Carmen: D.Fernando Font, D.Luis Sada, se puede deducir, digo, que el Sr. Sáenz tuvo muchísimos problemas y dificultades para pagar al Sr. Ramírez el precio de la compra; que además, las penalidades se multiplicaron cuando trató de arreglar y reparar los desperfectos que sufría la Iglesia del Carmen, porque estaba en mal estado. Tanto que tuvo que cerrarse al culto por un espacio de tiempo.
Lo curioso y llamativo es que esto no fue impedimento para que los pueblos vecinos a Calahorra y la misma ciudad, ansiosos de que cuanto antes estuviera decente la casa de su Madre, colaboraran con sus limosnas en su rehabilitación, como se ve en una carta fechada el 25 de Marzo de 1854. Incluso alguno llegó a exigir un estado de cuentas.


El 13 de Julio de 1868, D.Francisco Sáenz lega la propiedad de la Iglesia del Carmen a su esposa, Dª Eduvigis Díez Díez. Esta señora, a su vez, cede esta propiedad, el 19 de Junio de 1879, no a los Padres Carmelitas, sino al Obispado de Calahorra. Lo hace gratis y sin ninguna remuneración, con la única condición de que se dedique al culto y que ese culto preferentemente lo presidan, dirijan y promocionen los Padres Carmelitas. Añadiendo una condición curiosa: que, si  hubiera alguna exclaustración nueva, pase de nuevo la posesión de la Iglesia a sus herederos. Yo creo que puso estas condiciones, porque en esa época en la que se hace esta donación, todavía no habían llegado los Carmelitas a Calahorra, ya que volverán en 1883.


El Sr.Ramírez también vendió el convento el  9 de Agosto de 1868 al mismo D.Francisco Sáenz, "junto con el solar de lo que se halla desmantelado". El bueno del Sr. Ramírez lega, el 3 de Junio de 1868, este convento a su esposa, Dª Eduvigis Díez Díez, quien a su vez, el 30 de Diciembre de 1882, se lo adjudicará a sus hijos, según consta en acta notarial. Sus herederos vendieron este legado a los hermanos José Francisco y Eugenio Tellería Munduate el 8 de Mayo de 1883. Murió Eugenio y su hermano Jose Francisco, vuelve a vender el convento a D.Juan Sentenac Lerat el 25 de Enero de 1880.


Como se puede observar, el convento va pasando de mano en mano y terminará en posesión de Luis Cambou Cambou, quien a su vez, lo venderá a los Padres Carmelitas el 26 de Abril de 1924, representados por el Prior padre José Andrés Aramburu Olasolo. Pagó por él la cantidas de 7.500 pesetas.


Antes he explicado cómo la huerta la compró a Hacienda Pública el Licenciado Luis Ángel en 1845. Sin embargo, cosa curiosa, no la registró a su nombre hasta el 20 de Noviembre de 1880. Esta huerta la cedieron el 16 de Enero de 1882, al Obispo de la Diócesis D. Sabino Catalina Amo, los esposos: José María García y María Catalina Amo. La intención del Sr.Obispo era entregársela a los franciscanos. De nuevo, las Madres interceden ante el Sr. Obispo, quien después de levantar las tapias de ella a su costa, murió sin ver a los religiosos en Calahorra, pero dejó mandado en su testamento que la huerta se la dejaba a los Carmelitas a condición de unas mandas anuales que debían cumplir. Tendrá que llegar el 7 de Octubre de 1884 y entonces pasará, por renuncia de los herederos del Obispo Sabino Catalina Amo, la propiedad al Obispado. Será el Cardenal Cascajares, D.Antonio María, quien otorge el usufructo de la huerta a los Padres Carmelitas reservándose la propiead de la misma el 26 de Abril de 1885.


Resumiendo: después de tantas peripecias, la Iglesia estaba conservada. No así el convento que estaba tan descuidado que, en una primera visita que hizo a Calahorra el Provincial de Aquitania, quedó desilusionado y decepcionado; no le agradó nada el estado de conservación del edificio y estuvo en un tris que no lo aceptara y buscara otro sitio para ir a residir con su comunidad.


¿Qué paso con los Padres Carmelitas cuando el decreto de desamortización de Mendizábal?. De todos los Carmelitas de Calahorra exclaustrados, sólo quedaron dos en Calahorra y como capellanes de las Madres Carmelitas. Ambos, bien diferentes; dos polos opuestros: el padre Sebastían y el padre Juan León Fernández. El padre Sebastián, según el testimonio de un testigo ocular, padre María José, y copio textualmente del Archivo de los Padres Carmelitas Calahorra, A-II-92: "no era nada carmelita, nunca manifestó el menor afecto al la Orden; jamás visitó a los nuestros; nunca se le vio en el convento, ni siquiera en la Iglesia, parece que le pesaba todo cuanto le recordaba la vida religiosa. Dejó herederos a sus sobrinos". El padre Juan, en cambio, fue siempre carmelita de corazón, humilde, sencillo, piadoso; cierto que, "por delicadeza", no ingresó en la Orden de nuevo, cuando vinieron los Padres Franceses y se hicieron cargo del convento de Calahorra; no quería serles gravoso con sus achaques de ancianidad, pero iba todos los días a visitarlos, comía muchas veces con ellos, llegando incluso a ayudarles en la cocina, rezaba con ello y, al moriri, les dejó en testamento todos sus bienes.


¿Cuándo se restauró oficialmente la Orden Carmelitana de nuevo en España?. Ocurrió el 14 de Agosto de 1868. Se hizo en Marquina (Vizcaya). Rápidamente se fueron restaurando los distintos conventos de España. El Obispo de la Diócesis de Calahorra, La Calzada: D.Gabino Catalina Amo ofrece el convento de Calahorra al Provincial de Navarra, padre Pedro José de Jesús María. El Provincial no acepta, pues carece de frailes para mandarlos a Calahorra. Es cuando parece que estuvo dispuesto el Obispo a cederla a los franciscanos, como antes indiqué.


Sin embargo, hubos dos circunstancias que lo impidieron: La primera, fue la compra del convento por los hermanos Tellería Munduate, excarmelitas, detrás de ellos, estaban las Madres Carmelitas que no querían que esa propiedad saliera de las manos del Carmelo; incluso hay quien afirma y, eso contradice lo expuesto antes sobre la compra del convento, que ellas les dieron el dinero, 30.000 reales, gracias a la generosidad de Dª Basilisa, a dichos hermanos, para que lo compraran en su nombre, como cabezas de turco, ya que legalmente ellas no podían figurar en la escritura como propietarias. La segunda, fue la expulsión de Aquitania de los Padres Carmelitas Francieses el 21 de Marzo de 1880 por la III República Francesa. Su Provincial, el padre José María del Santísimo Sacramento y su Secretario, el padre Jerónimo, trataban de reunir a sus frailes dispersos por los conventos españoles para vivir juntos. Entonces se les ofrece el de Calahorra. Ellos lo aceptaron viendo que el convento de Calahorra no han ocupado todavía.


LOS PADRES CARMELITAS DESCALZOS FRANCESES EN CALAHORRA
Su entrada oficial fue el 14 de Octubre de 1883 y durarán en Calahorra hasta el 26 de Mayo de 1921. Se comenzó con toda solemnidad, la novena en honor de Santa Teresa como una emocionante y prometedora inauguración de la vida conventual. Todo el pueblo partició lleno de alegría y de entusiamo. De nuevo hay Carmelitas en Calahorra.
Acometen entonces los Padres Francesces el gran reto de la reconstrucción y adecentamiento del convento que ha estado deshabitado desde la exclaustración y, como he dicho, estaba prácticamente derruido. En un año, se terminaron las obras dirigidas por el padre Arquitecto, fray Bernardo de San Juan Evangelista. Estamos ya en el año 1884. En la reconstrucción, tabajaron tres hermanos: Santos, Eliseo y Luis, escultores, según el cronista, famosísimos. Desde luego, dejaron en el Carmen pruebas de su habilidad y talento en el púlpito, en los confesonarios, en la puerta del pórtico de la entrada al Iglesia y en el mueble del órgano.
Las Madres Carmelitas, una vez más, cuidaron del Superior y de su equipo hasta la finalización de las obras guisándoles las comidas. Al año siguiente, 1885, las Madres Carmelitas generosamente devuelven a los Padres todos los ornamentos litúrgicos, junto con los cálices, copones... que tenían guardados desde la exclaustración. La relación de los ornamentos litúrgicos es sencilla: algunas casullas, once albas, varios ternos. También les devolvieron algunas imágenes: una de San José con el Niño, otra de Santa Teresa de Jesús...
El padre María José del Santísimo Sacramento, ya antes nombrado, escribió una carta el 1 de Mayo de 1950 donde nos da unos datos interesantes sobre la decoración que, en tiempo de los Padres Franceses,  tiene el claustro, llamado de las sepulturas, por ser el lugar de enterramiento del convento. Dice que los cuadros, en total 136, los pintó Nicolás Pardo con una doble finalidad: Tomar parte en la restauración del convento regalándoles su obra y complacer a nuestros ancianos padres. Este dato lo corrobora también el "Diario del convento" de los años 26 de Mayo de 1921 al 27 de Septiembre de 1957, pág. 247.
Pero, si se compara esta carta con lo que nos cuenta, que había en el convento, el libro de Becerro (Archivo PP. Carmelitas de Calahorra, A-iii-1, folio 102 r). vemos una gran diferencia. Becerro dice que "en las paredes de la Iglesia y el convento se hallan trece cuadros... En la testera está un lámina de Ntra. Sra. del Carmen con marco de ébano. En el oratorio, el cuadro de Santa Teresa. En la sacristía capítulo y claustro se hallan 33 cuadros, 7 láminas y 24 tarjetas".
La razón de estas divergencias hay que buscarla en el período de exclaustración.
En el  "Diario del convento" entre 26 de Mayo de 1921 al 27 de Septiembre de 1957, en la página 209, consta cómo lo Padres Franceses testimonian que hay una devoción profunda a la Madre del Carmen en Calahorra, constrastada en ese constante de ir y venir, como reguero de hormigas al Santuario y que sobresalen por su fervor y constancia, entre todos, el Sr. Obispo, los canónigos, el Rector del Seminario y los sacerdotes. La labor de los Padres Franceses durante los 38 años de permanencia en Calahorra fue fecundísima. Además, creo que hay también que destacar dos detalles para mí curiosos y que no quiero que se me queden en el tintero: Uno, la labor humanitaria tan desinteresada llavada a cabo por estos padres. Daban comida diaria, dentro de su pobreza, a más de 30 personas que se acercaban a buscarla al convento. Asi se deduce de un escrito que el padre Alfonso Ligorio dirige al Ayuntamiento de la ciudad en 1892, comunicándole esta, entre otras cosas. Segundo, es hacer una sucinta mención de los religiosos más famosos que pasaron por este convento llenándolo de sabiduría y santidad: el padre Martín, Literato, Teólogo, Provincial de Aquitania, Definidor General durante 19 años, que por cierto, descansa en paz enterrado en el claustro. El padre María Alberto, gran Matemático, dos veces Provincial de Aquitania, otras dos veces Vicario Provincial de Calahorra. El padre último francés sepultado en el cementerio del convento fue en Febrero de 1921.

LOS PADRES CARMELITAS ESPAÑOLES DE LA PROVINCIA CARMELITANA DE SAN JOAQUÍN DE NAVARRA
 Corren los días del año 1921. Los Carmelitas Franceses van a abandonar la ciudad y el convento. Su lugar lo ocupará una comunidad de Carmelitas Españoles, provenientes de la provincia eclesiástica de San Joaquín de Navarra. Pero, antes se formó una comisión para el traspaso. Esta comisión la componían Padres Carmelitas de ambas provincias religiosas: Aquitania y Navarra. Por parte de Aquitania, fue nombrado el padre Gregorio de San José; por parte de la de Navarra, el Vicario Provincial, padre Atanasio del Sagrado Corazón de Jesús. La compra oficial del convento, como he dicho antes, se hizo posteriormente el 26 de Abril de 1924.
Los Padres Carmelitas Franceses se fueron al convento carmelitano de Le Broissey, diócesis de Burdeos, en la región de la Gioronde (Francia). Se quedan sólo en Calahorra para hacer la entrega del convento fray María Jose del Santísimo Sacramento y el hermano Luis. Hubo, sin embargo, dos religiosos españoles que no quisieron irse de Clahorra y que se quedarán a vivir en la comunidad de los padres navarros: fay Camino de San Juan de la Cruz con 80 años y el famoso hermano Brocardo. Dejan los objetos de la sacristía, convento, Iglesia, bodega... y un ajuar completo para ocho frailes. A cambio, recibirían 60.000 francos.
Este convento se ratificó por el Capítulo General celebrado en Burgos en Abril de 1921, aunque hay que hacer notar que los Padres Franceses no cumplieron después lo estipulado y vendieron o se llevaron lo que más les apeteíó.
El 24 de Mayo de 1921, llegaron al convento de Calahorra: el Provincial de San Joaquín de Navarra, padre Atanasio del Sagrado Corazón de Jesús y su secretario, el padre José Andrés de los Dolores, para recibir de manos de los Padres Franceses, el convento de Calahorra. La entrega se hizo al día siguiente y el día 26 empezó la vida conventual de los Padres Carmelitas Españoles. Fue nombrado Vicario, el padre Justo y la comunidad la formaron, además de los dos Carmelitas Franceses antes nombrados, cuatro padres españoles y un hermano. Aunque tanto Calahorra como el Administrador Apostólico, D.Juan Plaza, los acogió cariñosísimamente, la situación en los primeros días fue un tanto apurada para los nuevos moradores del convento.
Este convento de Calahorra ostentó durante quince meses el título de "Vicariato". Pero, en el Definitorio Extraordinario que se celebró el 25 de Junio de 1922 en la ciudad de Burgos, se aprobó el trasladar a Calahorra a los que studiaban cuarto curso de Teología en el convento de Begoño de Bilbao. Por eso, en ese mismo Definitorio, se elevó al convento de Calahorra a la categoría de Priorato, siendo elegido Prior el padre José Andrés de los Dolores y Subprior el padre Serafín de Santa Teresa. El nuevo Prior llegó a Calahorra con cuatro estudiante, el 18 de Agosto de 1922 tomando posesión de su cargo el 21 de dicho mes. Comenzó el curso del 26 de Septiembre. La comunidad se componía de 21 religiosos, de los cuales cuatro eran hermanos y diez estudiantes.
¿Por qué se suspendió este, vamos a llamarlo así, Teologado en Calahorra?. Fueron las dificultades económicas las culpables. Tras muchas penurias, en Septiembre de 1925, se distribuyó a los teólogos por distintos conventos de la Provincia.
Como los Carmelitas Franceses se llevaron la imagen de la Virgen del Carmen que se sacaba en las procesiones, lo primero que tuvieron que hacer los Padres Españoles, es adquirir una nueva imagen. Expusieron sus cuitas a los Hermanos Terciarios, quienes llenos de fervor y entusiasmo, en pocos días, recogieron los donativos necesarios con los que puedieron encargar a Francisco Font la imagen pagándole la cantidad de 1.500 pesetas. Esta imagen, en la actualidad, preside el coro de la Iglesia del Carmen, junto a dos imágenes modernas de Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Y finalmente, el nacimiento de la "Archicofradía del Niño Jesús de Praga", con la intención de poner a los niños de la ciudad bajo la protección de Jesús-Niño.
Consta que se encargó una imagen del Niño Jesús de Praga a Marqueze de Barcelona, que D.Victor M.Barranco, B.I.C de Calahorra y Dª María Costa de Gaytán de Ayala, donaron cada uno 250 pesetas; que se celebró un triduo solemne de preparación durante el día 18 al 20 de Mayo de 1923, terminando la clausura con una impresionante procesión. La cofradía celebra su procesión el primer domingo de mes, por la campa fuera del convento. Solían ser asiduas a esta procesión las alumnas Hermanas de la Caridad, que regentaban un pequeño colegio y antiguo Hospital; según el testimonio del padre calagurritano Julio Féliz Barco, Carmelita, sólo tenían las alumnas con sus monjas que cruzar el puente de madera que sustituyó al romano, puesto que ese Hospital estaba en El Arrabal. Después se convitió en molino. Hoy, en viviendas.
Quedaba por comprar la campa, hoy convertida en jardines y aparcamiento de coches. Se logró la propiedad pagando el 31 de Marzo de 1925 la cantidad de 3.500 pesetas. También fueron los donativos de los devotos de la Virgen del Carmen, los que hicieron posible esta compra. La finalidad era el hacer más solemnes las procesiones de los Terceros Domingos de mes. Para ello, una vez comprada, se hizo un camino que la rodeaba y se plantaron 48 plátanos silvestres (hoy quedan dos y uno seco), puestos en ocho hileras de seis cada una. Fue un regalo del Ayuntamiento.

LLEGAN LOS PADRES CARMELITAS DESCALZOS DE LA PROVINCIA CARMELITANA DE BURGOS
Esta Provincia Carmelitana de San Joaquín de Navarra comprendía entonces los conventos de Pamplona, Corella, Marquina, Larrea (noviciado), Larrea (colegio), Villafranca de Navarrra, Begoñá, Vitoria, San Sebastián, Alzo, Rigada, Santander, El Soto, Burgos, Burgo de Osma, Oviedo, Logroño y Calahorra. Alborea, el 19 de Agosto de 1927. Va ha ser este día trascendental para la Provincia Carmelitana Navarra en dos Provincias: La Primera, se va ha seguir llamando San Joaquín de Navarra y la otra, la nueva, se llamará Provincia de San de la Cruz de Burgos. Ese 19 de Agosto de 1927, la Sagrada Congregación de Religiosos, emitió un decreto creando esta nueva provincia. Este decreto se ejecutará el 4 de Septiembre de 1927 en Vitoria por el Visitador Apostólico Monseñor Lucas Pasetto.
A esta nueva provincia se le asignaron, entre otros, el convento de Calahorra, con lo que dejó de pertenecer a la provincia navarra de San Joaquín. Tras los trámites burocráticos de los inventarios, el Definitorio General nombró el 16 de Septiembre de 1927 al padre Juan Baustista del Espíritu Santo como Prior de Calahorra, tomando posesión de su cargo el 14 de Diciembre de 1927. Desde entonces hasta el día 28 de septiembre de 1970, este convento calagurritano ha pertenecido a la nueva provincia de Burgos.
La división llevó consigo una nueva resstructiración de la Provincia. El convento de Calahorra va a ser elegido en Septiembre de 1927 como Primer Colegio Teresiano. De ahí que aumenten rápidamente los miembros de la comunidad, puesto que vendrán 19 colegiales con sus respectivos profesores. La nueva dinámica espiritual de estos padres les llevará, dentro de sus posibilidades, a mejorar la calidad del culto divino.
Tras el 14 de Abril de 1931, donde triunfan en las elecciones municipales repulblicanos y socialistas, se procalama en España la II República. No ha pasado ni siquiera un mes de este acontecimiento, cuando el 10 de Mayo, llegan a Calahorra las primeras noticias de incendios de Iglesias y conventos. Como es natural, cunde rápidamente la alarma entre los conventuales de Calahorra, por lo que, como medida preventiva, se distribuye todo lo que hay de valor por las casas de los más allegados al Carmen. Una vez más, brotó el espíritu noble, valiente y generoso de los jóvenes calahorranos que se ofrecieron voluntarios para vigilar por la noche el convento. Lo mismo hizo la Guardia Civil, sobre todo, los días que parecían más críticos.
Van rodando los días con noticias no muy halagüeñas y muchas veces contradictorias. Nos presentamos en 1936. Es 10 de Febrero, ocho y media de la tarde, la noche está cerrada. Todo aparentemente está tranquilo. De repente, uno de los estudiantes, natural de Arnedillo, se asoma a la ventana y ve un espectáculo raro: unas estrellitas que suben y bajan. Extrañado le comunica la noticia a su celador, que será más adelante el padre Julio Félix Barco, antes citado. Él se da cuenta de que no son estrellitas, sino las chispas del fuego que arde en la puerta de entrada de la Iglesia. A toda velocidad, con todas las energías de su juventud, baja las escaleras de cinco en cinco y avisa a los padres que están cenando. Allí se quedó la cena. La alarma suena por todo el convento. "Quieren quemar la Iglesia". Se tocan las campanas a rebato. El primero que acude, además de los frailes, es el Sr. Marino, sacristán de la Catedral. Desde su casa, ha visto el fuego; llega jadeando y aún logra ver a una silueta de uno de los incendiarios, pero no lo conoce, porque se escabulle, al gritarle, entre las sombras. Logran apagar el fuego. En poco rato, se concentra toda la ciudad. El revuelo es enorme. ¡Han querido quemar el Santuario de la Madre!.
Hay comentarios para todos los gusto. No ha pasado de ser nada más que un susto. Se entona la Salve que corean todos los presentes con voz sonora y emocionada. A los estudiantes pequeños del convento se le ha mandado a la cama. No hay por qué alarmarlos. Se ha quemado, más bien un tanto chamuscado, el tímpano de madera que adorna la entrada de la puerta. Este tímpano ha estado durante muchos años tapado con una placa conmemorativa. Cuando se quitó en 1995 para restaurarlo, apareció tal como quedó después del intento de quema. Hoy está restaurado por Gonzalo Martínez. A raíz de este acontecimiento, se reforzaron las puertas del Santuario y las del convento recubriéndolas con unas chapas metálicas.
Todo el mundo pidió que se aclararan los hechos. Se empezó una investigación y la Guardia Civil descubrió unos anónimos, mal escritos y con faltas de ortografía donde se les culpaba a las derechas por ser los autores de la quema con fines electoralistas y se citaban nombres de personas muy concretos. La Guardia Civil inició sus pesquisas; se descubrió que esas personas eran inocentes, ni siquiera estaban por aquellas fechas en Calahorra; también salieron los autores de los anónimos. Habían sido las fuerzas anticatólicas para culpar a los católicos y así hacer que los que estaban dudosos en su voto se lo dieran a los que se llaman de izquierdas y no a los de derechas por haber intentado quemar al Carmen.
Desde entonces y no estando muy seguros de lo que podía pasar, se abrió una ventana en el muro exterior de la Iglesia, (hoy tapiada por fuera, pero aún se puede contemplar el hueco por dentro). Desde esta ventana, situada en la habitación donde está el fuelle del órgano, el hermano Germán vigilaba todas las noches. Para hacer más llevadera la vigilia, se llevó un colchón a esa habitación.
Estamos ya en el mes de Julio de 1936. El padre Prior del Carmen, fray Eugenio de San José, asturiano de origen, recibe la invitación de ir a predicar la novena del Carmen a Gijón y después un triduo en Castropol (Asturias). Lo acompaña el padre Pelayo, quien predicará un triduo en Celorio, municipio también asturiano. Estalla la Guerra Civil en esos momentos. El padre Eugenio logra pasar a Galicia donde se pone a salvo. Allí no hay peligro. Sin embargo, uno días después, creyendo que ya había pasado el peligro en Castropol puesto que así lo decían los rumores y deseando fervientemete predicar el amor a la Virgen del Carmen a sus paisano, se presentó de nuevo allí, donde cayó en manos de los exaltados de izquierdas que lo fusilaron cera de Vegadeo (Asturias). El padre Pelayo se vio solo ante el peligro. El sacerdote, que lo había llamado para predicar, lo ignoró cobardemente abandonándolo a su suerte. Debió su salvación a la bondad y generosidad de una familia desconocida para él: los Fernández Gabito, que lo ocultaron, alimentaron, vistieron..., con riesgo de su vida hasta Septiembre de 1937. (Archivo PP.Carmelitas. "Libro de Diario" de 26 de Mayo de 1921 al 27 de Septiembre de 1957, páginas 123-124).
Otro padre famoso y este calahorrano, el padre Lucas de San Juan de la Cruz, Historiador insigne, murió en Castellón el 12 de Enero de 1938 a la edad de 76 años. La noticia conmocionó a toda Calahorra. Fue una pérdida irreparable. Se puede seguir el impacto producido por esta muerte y su repercusión a través de las Actas del Ayuntamiento desde el día en que oficialmente se le comunica su fallecimiento a la Corporación Municipal: 27 de Abril de 1938, hasta que este mismo Organismo, después de unas solemnes pompas fúnebres, le coloca una lápida funeraria: 3 de Enero de 1940, encima de su tumba. La contruyó D.Felix de Debajo, de Logroño y el Ayuntamiento, según consta en la sesión del 1 de Marzo de 1940, página 286 del libro de Actas, pagó 525 pesetas por el trabajo. A lo largo de estos años, ha ido de un sitio para otro. Hoy se halla situada y reparada en el patio del claustro conventual, encima del cementerio del convento.
El convento del Carmen no permanece ajeno ni indiferente ni alejado de los acontecimientos, tanto culturales como religiosos que vive Calahorra. El 3 de Marzo de 1949, se celebra en la ciudad el XVIII, centenario del nacimiento del poeta calahorrano Aurelio Prudencio. El Carmen lo celebra con una velada literaria que se preparó para el día de Santo Tomás de Aquino, pero que se retrasó porque el Padre Provincial tenía muchísimo interés en asistir y, ese día, el no podía. El éxito, según el cronista del convento, fue rotundo.


Corren los días de 1950. El 20 de Mayo, es la apertura del Año Carmelitano con motivo del VII Centenario del Santo Escapulario. Para inaugurar este acontecimiento, se organiza una excursión al Santuario Mariano Riojano: Valvanera. En ella, participan los conventos carmelitas de Logroño y Calahorra. Van más de 80 autocares, camionetas, coches... Se llevó a la Virgen del Carmen escoltada por padres carmelitas, con sus capas blancas y por soldados con uniformes de gala. El recorrido hasta Valvanera fue apoteósico. Entre las personalidades ilustres que participaron en el acto, se encontraban el Sr. Obispo de la Diócesis: D.Fidel García y el Gobernador Civil.


Las efemérides conmemorativas: predicaciones, celebraciones, propaganda..., se siguen durante el año 1951. Calahorra y el convento del Carmen se visten de gala. Se va a celebrar el 20 de Mayo con toda solemnidad la clausura del VII Centenario de la entrega del Santo Escapulario del Carmen a San Simón Stock el 16 de Julio de 1251. Toda la ciudad, junto con la comarca, rebosa de emoción y no es para menos. Se ha preparado minuciosamente la conmemoración de este acontecimiento. Se celebra un gran Triduo de clausura, predicado por los mejores oradores de la Diócesis. El primer día del triduo, el día 18, se dedica a los niños con comunión general. El segundo día, es para la Pía Unión de Santa Teresita, Hijas de María y Teresa de Jesús y a la Juventud Femenina de Acción Católica. El tercero, se dedica con una gran intensidad a la Venerable Orden Tercera y Semana Devota.


En el corazón de la ciudad. Plaza de Quintiliano, se ha colocado un gran letrero que reza: "CALAHORRA POR LA VIRGEN DEL CARMEN". Amanece el día 20. Se lo recibe con un solemne Rosario de la Aurora al que acudió toda La Rioja. No se cabe en la Iglesia del Convento. Misa de Comunión general a las 8,30 oficiada por el Obispo de la Diócesis: D. Fidel García Martínez. A las 10, la Misa solemne, cantada, dirigida por D.Pedro Gutiérrez y oficiada por el padre Mateo de la Virgen del Carmen, representante de los peregrinos de Logroño.


A continuación, la Virgen del Carmen abandona su camarín a hombros de los ediles del Ayuntamiento y escoltada por las autoridades, por el clero y por los padres de la comunidad. La procesión es solemnísima. Llegará hasta la Plaza del Raso. La Madre va a bendecir a sus hijos.


A su llegada, ni allí, ni en la Iglesia de Santiago, cabe un alfiler. desde la una del mediodía, se queda la Madre en un altar preparado ex-profeso para este evento hasta las cinco de la tarde para que todo el mundo pueda velar, venerar, besar el Santo Escapulario, pasar a los niños por su manto.


A lo largo de la mañana y del día, van acudiendo en toda clase de transporte las gentes de los pueblos de la comarca: Los Molinos, El Redal, Corera, Galilea, Ausejo, Bergasa, Tudelilla, El Villar, Pradejón, Cárcar, Sartaguda, Andosilla, Azagra, San Adrián, Alfaro, Rincón de Soto, Aldeanueva de Ebro, Autol, Arnedo, Santa Eulalia, Herce, Préjano, Arnedillo, hasta de Logroño. Todos vienen a acompañar a los calahorranos; incluso algunos traen sus Vírgenes del Carmen y sus estandartes. Quieren preparar bien la procesión de la tarde de vuelta al Santuario.


Mientras tanto, en el cinema Goya, se celebra un acto cultural con la asistencia de todas las autoridades, tanto civiles como religiosas. Tres conferencias a cargo de tres prestigiosos oradores. La primera titulada "El Escapulario del Carmen y la incógnita  del hombre", a cargo del padre Dionisio de San José. La segunda: "Notas históricas del Carmen de Calahorra", su autor, el padre Patricio de Santa Teresita. La tercera: "Nuestra Virgen del Carmen, artística y milagrosa", la escribe D.Manuel Lecuona, quien no la puede leer personalmente y lo hace, en su nombre, D. Juan Francisco Díaz, Jefe del Cuerpo de Telégrafos de la ciudad.


A las 4,30, se rezó de nuevo el Santo Rosario y el final del triduo. Este acto es interrumido por la llegada masiva de una peregrinación de San Adrián en procesión con una imagen de la Virgen del Carmen. Se suman así a la celebración y, después de la solemnísima despedida, se organiza la procesión para bajar a la Madre a su camerín, con mayor suntuosidad.


Pero, antes una niña, Angelines Santorromán, hizo la ofrenda a la Virgen del Carmen en nombre de todos los niños que habían sido pasados por el manto de la Virgen entre la 1 y las 4,30 de la tarde.
El recorrido de esta manifestación de fe mariana fue: Santiago, Raón, Sol, Mártires, Mediavilla, Santuario del Carmen. Todas las calles lucían sus mejores galas con profusión. Las casas vestían sus balcones y ventanas con banderas. Las personas que presenciaban el acto aplaudían tanto a las carrozas como al paso de la Madre.


Acompañan ahora a la Madre en su regreso al Santuario, además de las autoridades civiles y religiosas, de los padres del Carmen, del clero, tanto secular como regular, diez carrozas primorosamente engalanadas, estandartes, cofrades con el Santo Escapulario y todo el gentío de los pueblos que han acudido.


La emoción empapa todos los corazones de los calagurritanos que ven en sus calles a la Madre del Carmen que los sonríe. El acontecimiento es indescriptible como se puede comprobar por los testimonios fotográficos.


Para que todo salga a la perfección, se establece un orden en la procesión que se seguirá a rajatabla. Primero, abre la procesión la santa Cruz, escoltada por dos monaguillos con ciriales. A continuación, los peregrinos de Los Molinos, El Redal, Corera, Galilea, Ausejo, Bergasa, Tudelilla, El Villar, Pradejón, que porta una artística imagen, presidiendo la representación su Párroco, D.Andrés Calvo.
El siguiente grupo lo encabeza Cárcar, seguido de Sartaguda, Andosilla, Azagra (con sus estandartes y su párroco), San Adrián con su masiva representación, su Virgen del Carmen acompañados todos por Coadjutor D.Rafael. Les siguen Alfaro, Rincón de Soto, Aldeanueva de Ebro, Autol, Santa Eulalia, Herce, Préjano, Arnedillo, Arnedo con su Virgen del Carmen, con su cofradía muy floreciente, con su Colegio del Sagrado Corazón. A continuación, va Quel. También trae una nutridísima representación del pueblo, además de los miembros de la Pía Unión de Santa Teresita. Luego, los de Logroño, Autol con su carroza "Estrella de mar", cedida para el acto por el Marqués de Reinosa. Detrás, los Colegios de Calahorra: Quintiliano, Ángel Olivan, Santiago, San Andrés. Ahora les toca el turno a las carrozas, que por cierto, se improvisaron en ocho días.
Creo que merece reseñar las alegorías de cada una de las carrozas. Ya he dicho que eran diez.
*"La Estrella de mar". Pertenece a Autol.
*"Apostolado del escapulario". Son las Discípulas Cooperadoras del Divino Maestro sus artífices.
*"El purgatorio". Colaboran en su puesta en escena las Señoritas de la Acción Católica, el grupo escolar de Aurelio Prudencio, la Cofradía del Carmen y la Pía Unión de Santa Teresita.
*"Flor del Carmelo". Se realiza entre las Discípulas Cooperadoras del Divino Maestro y del grupo directivo de la Pía Unión de Santa Teresita.
*"La buena muerte por la Virgen del Carmen". Los autores, el colegio de La Milagrosa y las Hermanas de la Caridad. Les ayudaron algunas señoritas de la Semana Devota y de la Pía Unión.
*"La entrega del Escapulario del Carmen a San Simón Stock". Las autoras, las señoras y señoritas de la Semana Devota y las de la Pía Unión de Santa Teresita.
*"La bula sabatina". Sus diseñadoras, las mismas de la anterior carroza.
*"La Virgen marinera". La diseñó el Colegio Carmelita Teresiano de los PP.Carmelitas, bajo la dirección de Pablo Torres, como pintor, y de los PP. Director y Subdirector.
*"La casa de la Virgen". (La Iglesia del Carmen). Serán las señoras de Felipe Calleja y de Donato Asensio las autoras.
* La última carroza llevaba entronizada a la Virgen del Carmen del Camarín.
Se terminó en el Santuario con una solemne Acción de Gracias. El padre Superior, fray Juan de la Cruz de la Sagrada Familia, agradeció emocionado la masiva participación. Se cantó una Salve popular para clausurar el evento. El acontecimiento fue tan singular y espectacular que, al día siguiente, salieron reseñas en todos los medios de comunicación. Es más, el cronista dice: "Nadie recuerda haber visto en Calahorra algo semejante a este paseo triunfal". (Diario del convento de los PP. Carmelitas a-III-5). Sin embargo, el año se clausuró el día 27 de Mayo con una peregrinación a otro santuario mariano. Esta vez fue al Pilar de Zaragoza.
Dos eventos relevantes en el año 1956. El primero es la llegada a Calahorra de las reliquias de San Ignacio de Loyola, el Fundador de los Jesuitas, el 3 de Abril. En los actos conmemorativos que la ciudad organiza, participa de forma activa el convento con toda la ciudad. El segundo, más relacionado con el Carmen, es la colocación y descubrimiento de una placa de mármol blanco en la fachada del Santuario el 15 de Julio, domingo. En ella, se nombra a la Iglesia del Carmen Santuario Mariano. Reza así: "REINA DE LA RIBERA, NTRA. SEÑORA DEL CARMEN, SANTUARIO MARIANO. CALAHORRA 15-VII-1956". 
La placa la descubrió, en nombre del Sr. Obispo que no pudo asistir, su Secretario de Cámara, D.Luis Ciordia. Se cantó fervorosamente la Salve mientras se descubría la placa. Desde un podio improvisado, dirigieron emocionada y elocuentemente la palabra a los asistentes, de un lado, el Alcalde de la ciudad, D.José Losantos, y de otra parte, el Superior del Carmen, padre Gregorio de Santa Teresita. La comunidad acompañaba vestida con capas blancas y visiblemente emocionada.
Durante tiempo, ha habido un problema que los Padres han ido relegando para mejor ocasión, pero que no se puede dejar para más adelante. Necesitan un sitio nuevo, fuera del claustro, pero dentro del convento, donde poder enterrar a sus difuntos. Deciden en Enero de 1958, comenzar las nuevas obras del cementerio. Se hará en el patio interior del claustro. Se colocarán cuatro cipreses, uno en cada esquina. Hoy sólo queda uno de aquellos. Su bendición será, junto con otras nuevas obras del convento: pozo, estanque, reforma del claustro, el 6 de Julio de ese mismo año.
Cualquier acontecimiento mariano siempre ha hecho vibrar de emoción y entusiasmo a los Carmelitas. El año 1958 fue para toda la Iglesia Católica un año grande mariano. Se celebró el I Centenario de la aparición de la Virgen Inmaculada a Santa Bernardita en Lourdes. Se organizaron pregrinaciones de todo el mundo para visitar este santuario milagroso mariano. El Padre General de los Carmelitas sugiere que se vaya desde todos los conventos en peregrinación. El convento del Carmen se lo propone a la ciudad. La respuesta del pueblo es generosa, como siempre y se sale, el 17 de Junio a las diez de la mañana, hacia Lourdes. Preside la peregrinación el padre Benito. Se unieron en el camino a las de Burgos, Valderas y Soria, con lo que resultó multitudinaria.
Durante el Priorate del padre José María de la Cruz Moliner, se hicieron unas reformas tan profundas en la Iglesia y en el convento que prácticamente se quedaron como los contemplamos hoy en día. ¿Motivo?. Había que arreglar muchas cosas y se necesitaba dinero. Al buen Superior no se le ocurrió otra cosas que vender, el 19 de Mayo de 1959, los altares, colaterales, excepto los dos actuales, junto con la reja que cerraba la Iglesia para sufragar los gastos. Por la venta, le dieron 225.000 pesetas. Visto desde nuestra prespectiva, fue un total disparate. Se perdieron para siempre, a mi juicio, obras de arte irrecuperables que conocemos por el archivo fotográfico del Carmen  y de las cuales, quiero dejar constancia más adelante.
¿Cómo era la Iglesia del Carmen antes de ese 19 de Mayo?. Además de los tres altares actuales, lucía otro ocho con sus correspondientes retablos, según dos testimonios distintos, pero coincidentes en casi todo: de un lado, el archivo fotográfico del Convento y del otro, el testimonio del ya citado padre Julio Félix Barco.
Según estos datos, la Iglesia la adornaban los siguientes altares con sus retablos correspondientes. Comenzaré por el lado del Evangelio y mirando hacia la puerta de entrada al Santuario.
El altar de San Juan de la Cruz. Estaba situado en el lugar que hoy ocupa la imagen de Santa Teresa de Jesús. Se trataba de un retablo rococó, bastante recargado, acomodado a la hornacina que tiene, y que se podía datar de la segunda mitad del siglo XVIII.
El altar de San Joaquín y Santa Ana. Este no consta en el inventario fotográfico, pero sí estaba, según el padre Julio Félix Barco; además lo corrobora el inventario de 1755. Se ubicaba en el tramo siguiente al anterior. Era barroco, del siglo XVII, exactamente igual al de la Santa Madre, que describiré después.
Altar de San Andrés Corsino. A continuación del anterior. Rococó de la segunda mitad del XVIII.
Altar de los Dolores. Reinaba en esta última capilla mencionada. Era la capilla donde la Orden Tercera se reunía. Su retablo, rococó, de la misma época que los anteriores.
Altar de Santa Teresa. Se hallaba en el primer hueco, en el lado de la Epístola, entrando a la Iglesia desde el claustro en dirección a la salida. Al igual que el de San Joaquín y Santa Ana, su retablo es coetáneo al convento y del mismo autor; barroco de la primera mitad del XVII.
Altar de San Elías. A continuación del anterior. Rococó de la segunda mitad del siglo XVIII.
Altar de la Virgen de Lourdes. Hoy ocupa su lugar la estatua moderna del Niño Jesús de Praga. Es también rococó como los anteriores y de la misma época.
Por supuesto que, al desaparecer todos estos altares con sus retablos, la Iglesia sufrió un cambio tan grande que, según algún testigo presencial, entonces niño, la encontraron los calagurritanos "desangelada".
¿En qué invirtió el padre Jose María Moliner el dinero conseguido?.
Dotó de una nueva pavimentación al claustro, la actual, desaparenciendo las marcas de la pared, muchas veces a lápiz, donde se indicaba qué padre o hermano estaba allí enterrado; se pinto la Iglesia; se instalaron en ella tubos eléctricos nuevos; se colocaron en el lugar que ocupan  hoy los confesionarios, con lo cual, se le dió más amplitud y menos agobio al templo al ser aligerado de esos altares; se electrificaron las campanas; se reformó la sacristía dividiéndola con un tabique y, a uno de sus huecos laterales con puerta fue a parar la lápida del padre Lucas que estaba encima de su sepultura en el claustro.
Se arregló el altar mayor y el presbiterio, se retocó y doró el sagrario; se colocaron altavoces en la Iglesia; se trasladó a otro lugar el púlpito puesto que se pusieron los dos ambones desde donde se harán las lecturas, la predicación, el rezo del Santo Rosario...
Se bendijo, además del Santo Cristo ya mencionado, la imagen de San José Obrero y la del Niño Jesús de Praga. Presidió la inauguración de la reforma de la Iglesia el Obispo de la Diócesis, D.Abilio del Campo y de la Bárcena el 7 de Noviembre de 1959. El acto empezó en la Parroquia de Santiago, desde donde salió una procesión multitudinaria al Carmen para festejar el evento.
Entre los años 1960 y 1963, el convento del Carmen inaugura, en la parte trasera del convento, una fábrica de conservas como medio de ayudar a la subsistencia de los frailes. Se le llama "Fábrica de conservas La Virgen del Carmen". Con la misma finalidad, se inaugura una granja de patos, vaquería y cerdos. Todo fue bendecido, pero no se logró el éxito previsto. Hoy sólo queda de ellas su ubicación.
Santo Domingo de la Calzada celebró el 8 de Agosto de 1961, el centenario del martirio del beato Jerónimo Hermosilla. El Carmen no es ajeno nunca a la vida religiosa, ni de la ciudad, ni de la diócesis; por eso, participó en esa efemérides gloriosa para la ciudad de Santo Domingo de la Calzada y para la Diócesis, acudiendo con un autobús, repleto de fieles entusiastas...
Llegamos a la conmemoración del IV Centenario de la Reforma Teresiana.  Para celebrarlo con toda solemnidad, viene a Calahorra el brazo incorrupto de Santa Teresa los días 2 y 3 de Agosto de 1963. El recibimiento es inenarrable y apoteósico. El pueblo, presidido por el Obispo, D.Abilio del Campo y de la Bárcena y por sus autoridades civiles, Cabildo Catedralicio, los párrocos, los sacerdotes de la ciudad, los religiosos y las religiosas, manifiestan públicamente su amor, su respeto y su agradecimiento al Carmen, honrando a la Santa Reliquia.
Su llegada había estado precedida de diversos actos preparatorios: conferencias a cargo de los padres. Florencio de Santa Teresa, Julio Félix del Niño Jesús y Valentín de la Cruz en diversos sitios y colegios; triduos, tanto en la Parroquia de Santiago, como en las Madres Carmelitas.
El brazo de la Santa Madre, venía desde el convento de las Madres Carmelitas de Cabretón. El recibimiento se hace en la Plaza del Ayuntamiento donde se aplaude y vitorea a la Santa Reliquia. Entre arcos de flores, el Señor Alcalde, D. Jose Pagola Franco, sube la reliquia al Ayuntamiento. Desde su balcón, primero el padre Florencio da la bienvenida en nombre de sus hijos a Santa Teresa. Después le toca el turno al Señor Alcalde, quien además, declara a las ocho de la tarde del día 2, oficialmente a Santa Teresa "HUÉSPED DE HONOR" concediéndosele la primera medalla de oro de la ciudad. En el anverso de la medalla, está el relieve del Ayuntamiento; en el reverso, la leyenda: "El Ayuntamiento de Calahorra a tu hija preferida Teresa de Jesús, Calahorra a 1 de Agosto de 1963".
La buena voluntad del municipio calahorrano chocó con cantidad de papeleo protocolario y burocrático a la hora de hacer la medalla, pues era, como he dicho, la primera; tanto es así, que esta medalla no se entregó, vencidas todas las dificultades, pegas y pequitas, hasta el 17 de Abril de 1966. El Sr. Alcalde del Municipio Calagurritano y el Padre Superior del convento colocaron la medalla con toda solemnidad, no por supuesto al brazo de Santa Teresa, sino a la Virgen del Carmen del Camarín, como guardadora y depositaria de esta ofrenda del pueblo a su hija predilecta, Teresa de Jesús.
Calahorra vibró en esas veinticuatro horas que permaneció la reliquia en la ciudad. Se la honró en la Parroquia de Santiago, donde fue llevada en procesión por los concejales del Ayuntamiento que se alternaban con sacerdotes y religiosos. Allí el Señor Obispo, la colocó en el altar mayor y se cantó un solemne Tedeum en Accíón de Gracias. Terminado el cual, se bajó de forma privada al convento de los Padres Carmelitas, donde presidió la cena como si estuviera viva.
De allí se la llevaron a las Madres Carmelitas, donde pasó la noche entre oraciones y alabanzas. Al día siguiente, ya en la Iglesia del convento de los Padres, recibió el homenaje de todas las asociaciones católicas y del clero secular. También visitó el Colegio de las Madres Teresianas. La despedida fue a las seis de la tarde del día 3 con la celebración de una misa por el Sr. Obispo, quien predicó con su habitual elocuencia. La Santa Madre salía a continuación hacia Logroño. (Archivo de los PP.Carmelitas. Diario del convento A-III-6 páginas 159 y ss.).
Se va a celebrar como siempre, por todo lo alto la gran fiesta de la Madre: 16 de Julio de 1970. ¿´Qué tiene de particular?. Los que lo celebramos no lo sabíamos entonces. Para nosotros fue un año más, una fiesta muy grandiosa donde todo el pueblo se juntó a honrar a la Madre a la que se sacaba en procesión hasta la ciudad. La procesión, de las solemnísimas. El Sr. Obispo D.Abilio del Campo y de la Bárcena con el clero de la ciudad; el Sr. Alcalde, D.Carlos Ameyugo con toda la COrporación en pleno; el Capitán de la Guardia Civil con su escolta, la Comunidad con sus capas blancas, el pueblo entero, muchos con el Escapulario.
Hasta entonces siempre se venía haciendo así. ¿Dónde estaba, pues el misterio de ese año?. Simplemente en que este fue la última vez que la Guardia Civil escoltó a la Virgen del Carmen; fue, por ahora, la última vez que la Banda de Música Municipal acompañó con sus melodías a la Señora del Mundo.
Ahora se hacen las celebraciones el 16 de Julio de otra manera. Con toda la grandiosidad posible; pero la procesión es alrededor de la campa del convento; apenas se mueve el gentío para acompañar a la Virgen; se sigue el recorrido desde el sitio, porque después es difícil encontrar un hueco en la Iglesia; la acompañan las autoridades civiles y religiosas; canta la Misa la Coral "D.Pedro Gutierrez ",  pero... no es lo de antes.
Se vive con ilusión y alegría en los Carmelos de todo el mundo y, por supuesto, en los de Calahorra, el mes de Septiembre de 1970. Por primera vez el 27 de Septiembre, en la Iglesia Católica, dos mujeres van a ser nombradas Doctoras: Santa Teresa de Jesús y Santa Catalina de Siena. Los Padres Carmelitas organizan una pregrinación a Roma para asistir a tan fausto acontecimiento. Yo voy con ellos. El Padre Ovidio, entre otros, en representación del Padre Miguel, Superior, preside nuestro peregrinar. Un autobus, recién estrenado de la empresa Parra y al completo, nos lleva a la Ciudad Santa. Allí se nos suma el Sr. Obispo D.Abilio del Campo y de la Bárcena y el Sr. Alcalde de la ciudad D. Carlos Ameyugo. Ellos han llegado en avión. La Basílica de San Pedro está a rebosar y luce sus mejores galas. El recuerdo de la ceremonia ha sido imborrable para todos lo que la vivimos in situ.


EL CARMEN VUELVE DE NUEVO A LA PROVINCIA DE SAN JOAQUÍN DE NAVARRA

Llevaban tiempo los Padres Carmelitas de la provincia de San Juan de la Cruz de Burgos queriendo dejar el convento de Calahorra. Pero, no querían abandonarlo a su suerte. Por eso, se pusieron en trámites con sus hermanos de la provincia de San Joaquín de Navarra. Llegados a un acuerdo los superiores de ambas provincias, los Padres de la Provincia Burgalesa renunciaron voluntariamente al usufructo del convento de Calahorra en favor de los padres de la provincia de Navarra en el año 1970. De nuevo, después de más de 43 años, Calahorra venía a ser atendida por los padres de San Joaquín de Navarra.

El 29 de Septiembre de 1970, tomó posesión de este convento la comunidad de Padres Carmelitas Descalzos con sus primer Presidente el padre Teófilo Azparren del Nio Jesús; padre Antonio Olea, Discreto y Maestro de Novicios; padre Martín Aguirre, Ayudante del Maestro de Novicios y el hermano Francisco Erviti, conocido familiarmente con el "Hermano Paco", que es el único que todavia vive como conventual desde entonces en Calahorra. Un poco más tarde, se integró en la comunidad el bendito, extraordinario padre José Aguirre, alma y vida de este convento, que ostentó el cargo de Procuradror hasta el día en que el Señor lo llamó a su reino el 14 de Septiembre de 1992.

Antes de marcharse definitivamente, a los Padres de Burgos, se les hizo un homenaje de despedida los días 24 y 25 de Octubre, que a su vez, sirivió de recibimiento acogedor para los nuevos moradores del convento. Se concelebró una Misa solemne que presidió el Obispo D.Abilio del Campo y de la Bárcena, acompañado del Padre Provincial José Francisco y de los padres Miguel de la Inmaculada, Ovidio y Teófilo Azparren. Asistió todo el pueblo.

Este convento ha sido desde entonces, además de Noviciado de la Provincia, casa permanente de espiritualidad, casa de ejercicios espirituales para los hermanos carmelitas, casa de instrucción permanente por la que han desfilado y siguen desfilando tanto los padres de la provincia, como los hermanos, ampliando su formación espiritual y humana.

Quiero resaltar otro dato que me parece de vital importancia en esta etapa nueva. A pesar de ser una comunidad de padres, casi siempre muy reducidad, cuatro o cinco sacerdotes, como mucho y la mayoría de la veces de edad avanzada, más aptos para el descanso que para tareas de apostolado, han atendido simpre: como capellanes, a las Madres Teresianas de Calahorra; como confesores de todos los conventos de Madres Carmelitas de la provincia de La Rioja; a las Monjas del Monasterio Cisterciense de Vico en Arnedo; a todas las necesidades espirituales de las parroquias de Calahorra, Aldeanueva de Ebro, Rincón de Soto, Quel, Pradejón, San Adrián, Azagra, Mendavia... Seguir con la enumeración sería farragoso y me expondría a dejarme alguna actividad en el tintero. Basta decir que siempre tienen abiertas sus puertas para ayudar a todo el mundo: prestan su convento para retiros y convivencias; atienden, además de todas sus cofradías, los grupos de oración, la dirección espiritual de sacerdotes, religiosos y religiosas y seglares... Raro es el mes en que sólo se celebre, en este santuario, un acontecimiento importante en la vida espiritual de la ciudad: bodas, comuniones, aniversarios de Bodas de Plata, de Oro; acción de gracias por beneficios; petición de ayuda a la Madre por hijos suyos en apuros... Sería una pérdida irreparable si los Padres Carmelitas abandonaran, por cualquier motivo, nuestra ciudad.

Llegó el Centenario de Santa Teresa de Jesús. La ciuda de Calahorra, alentada por los padres: Jesús Murillo, Prior y José Aguirre, Procurador, se preparó para festejarlo. Comenzaron los actos con un triduo grandioso el 15 de Octubre de 1981, festividad de Santa Teresa de Jesús en la Iglesia de las Madres Carmelitas de la ciudad. Ese día se dedicó especialmente a los religiosos y religiosas. Predicó el Prior, padre Jesús Murillo con su elocuencia acostumbrada en la concelebración con las Vísperas cantadas. Dieciocho sacerdotes concelebraron. Después los asistentes pudieron contemplar las reliquias y escritos de la Santa. El viernes 16, la fiesta se celebró en el colegio de las Madres Teresianas. Se dedicó a los estudiantes y los jóvenes. Predicó el padres Superior de los Agustinos, fray Isidro de la Viuda. El tercer día, el sábado 17, el acto fue en la Iglesia de los Padres Carmelitas. Estaba dirigido para las Cofradías. Hermandades y devotos de la Virgen del Carmen y de Santa Teresa. La Iglesia, llena. Predicó el Vicario General de la Diócesis y Deán de la Catedral D.Antonio Martínez Romero. La Misa fue cantada por el coro de las Madres Teresinas, dirigido por el sacerdote calagurritano y Organista de la Catedral D.Carmelo Gutiérrez. Se terminaron los festejos el domingo 18 de Octubre en la Parroquia de Santiago. La Misa, a las 11 de la mañana, fue presidida por el Sr. Obispo, D.Francisco Álvarez Martínez, hoy Cardenal de Toledo, quien clausuró brillantemente el Centenario.


Quiero dejar constancia de la abnegación, de la paciencia, del mimo con los que los Padres Carmelitas cuidan a sus ancianos enfermos, hayan vivido toda la vida en el convento o lo hayan elegido para pasar sus últimos días en él. Para ello, sólo voy a contar una anécdota como botón de muestra, aunque se podían contar innumerables. En Octubre de 1981, concretamente el día 7, llegó al convento de Calahorra el Obispo Carmelita ya retirado Monseñor Ambrosio Abásolo. Venía de Santander. Casi ciego y con 77 años, eligió Calahorra como el sitio más apto para recuperarse y recibir las bendiciones de Dios. A pesar de que parecía derrochar salud, el 4 de Noviembre, se sintió enfermo, "algo raro". Rápidamente se le llevó a Pamplona; lo vio el oculista, lo operaron. Un éxito. Pero, entonces descubrieron que tenía un tumor cerebral inoperable. Regresó al convento y, desde el 20 de Octubre hasta el día de su muerte, 10 de Enero del año siguiente, fue mimado con dedicación y desvelo, y en ningún momento, en ese largo calvario, se le dejó sólo.
El día 10 de Febrero de 1985, el convento se lleno de gritos, risas y corridas infantiles. Llegaron de Logroño, para celebrar y realzar la Semana Vocacional, tres autobuses con más de 150 niños, sus catequistas y allegados. Anteriormente, se había dado a conocer la noticia a través de los medios de difusión. La Misa solemne, a las doce fue muy participada, no sólo por los cantos, ofrendas, peticiones, sino por una representación escénica en las gradas del altar. Un niño, vestido de San Juan de la Cruz y una niña, de Santa Teresa de Jesús, interpretaron un breve fragmento sobre las vocaciones que fue muy aplaudido. Terminaron el día, después de comer, divirtiéndose en la huerta. Las risas cristalinas habían inundado de alegría un día del convento. Los jóvenes de la ciudad participaron en esta Semana Vocacional día 13, acudiendo masivamente de los colegios de las Teresianas, del Pilar, de los Agustinos, de la Milagrosas y del Instituto. El padre Escota, Promotor Provincial de Vocaciones, les pasó una sesión de diapositivas de la Misión de Malawi (África) y de Tumaco (Sudamérica), explicándoles las actividades misioneras con su elocuencia habitual. Se cerró la Semana Vocacional, que fue un éxito, el domingo día 17, con una Misa cantada a cargo del Maestro de Música D.Andrés Llorente.
Otro día glorioso para el convento del Carmen fue el 1 de Junio de 1986. El Padre Carmelita, Eduardo Gil de Muro Quiñones, Encargado de los Programas Religiosos de  la T.V.E., tras unos meses de preparativos, quiso que se retransmitiera desde el Carmen de Calahorra, la misa dominical. Como la Iglesia del convento es insuficiente para un evento de esa magnitud, se preparó todo en la Catedral. Presidió la concelebración y predicó el Padre Provincial. Los cantos corrieron a cargo del Orfeón de Calahorra, apoyado por el coro infantil de los PP.Agustinos. La Catedral, como se puede ver en el documento televisivo (vídeo del acto), estaba repleta de fieles, no sólo de Calahorra, sino que habían acudido las Cofradías del Carmen de todos los alrededores con sus estandartes, puesto que ya lo habían preparado así el 9 de Abril en una reunión. Fue un éxito. Se volvió a televisar otra vez la misa desde Calahorra el día 28 de Mayo de 1989. Esta vez la presidió y predicó con su maestría habitual el Prior padre Antonio Viguri.
Entre los muchos novicios que han pasado por este convento, hay muchos ya padres carmelitas, trabajando en la viña del Señor de una forma extraordinaria. Quiero dejar constancia de dos por no ser habitual:
El primero, el noviciado del Arzobispo de Concepción (Chile) y Presidente de la Conferencia Espiscopal Chilena, Monseñor José Manuel Santos. Llegó a Calahorra el 17 de Marzo de 1989. Tomó el hábito el día 23 del mismo mes y año. Profesó ante el padre General de la Orden Carmelita padre Felipe Sáinz de Baranda el 24 de Marzo de 1990. Lo acompañamos, en su profesión el Sr.Obispo de Tumaco (Colombia), Monseñor Sergio Contreras, el padre Provincial, el padre Prior del convento, Antonio Viguri, y ocho concelebrantes más-
El segundo, otra vocación curiosa en esta época, la del hermano Félix Lapuente. Pastelero famoso en Bilbao, jubilado y viudo. Llega al Carmen cargado de ilusión, de humildad, de obediencia, de servicalidad, con un corazón grande dispuesto a olvidarse de sí mismo y hacer felices a los demás. Ha dejado atrás a sus hijos, nietos, familiares y amigos. Sólo piensa en servir al Señor y a su Madre del Carmen. Empieza el noviciado el 15 de Octubre de 1991. Desde ese día, sólo pensó en hacer lo que mandara el padre Prior y el padre José. Su nombre religioso, fray Félix de la Madre de Dios de Begoña. Su apodo cariñoso entre nosotros, el hermano Félix "El Pastelero". Nos llenó desinteresadamente de sus pasteles. Y el Señor se lo llevó a su casa el 18 de Agosto de 1996. ¡Qué vida tan intensa sirviendo a Dios y a los hermanos en tan poco espacio de tiempo!.
Deseosos de conocer mejor al Señor, su vida y mensaje, los matrimonios del Grupo de Oración y algunas personas muy integradas en la vida del Carmen, 31 en total, salen en peregrinación para Tierra Santa el 25 de Enero de 1990. La organiza y dirige le Prior del convento padre Antonio Viguri. La experiencia es irrepetible y deja una huella profunda en todos los participantes. El regreso fue el 1 de Febrero.
Otra pérdida irreparable par el convento y ciudad fue la muerte del bendito padre José Aguirre Arce. Su labor apostólica, incomparable. Se ganó a todos desde el día en que apareció en Calahorra allá por 1970. Nadie acudió a él que se fuera desatendido. Un San Francisco de Asís, en el siglo XX. Su muerte, inexplicable e incomprensible. La noticia sacudió a la ciudad hasta sus cimientos la tarde del 14 de Septiembre de 1992: "El padre José ha muerto repentinamente a las 3,30 de la tarde". El entierro, inenarrable. El dolor asomando a los ojos de la multitud. Se volcó todo el mundo: los conventos, la ciudad, los pueblos... Más de ochenta celebrantes. Más tarde, el Municipio le dedicó una calle en el Polígono Industrial de Las Tejerías.
Entre los carmelitas extranjeros que han desfilado y siguen desfilando por el convento durante estos treinta años: italianos, polacos, indios, coreanos, africanos..., quiero hacer mención especial de Antonio María Zacarías Igirukwaio. Negro como el betún, de Burundi, pero unido al Carmelo de Polonia, con la sonrisa siempre en sus labios, sencillo, inteligente. Llegó a Calahorra en Julio de 1994 a aprender castellano y se ganó el corazón de todos. Ordenado sacerdote en Polonia, quiso celebrar su primera misa solemne en el Carmelo de Calahorra el 20 de Agosto de 1995.
Día inolvidable para Calahorra el 22 de Febrero de 1996. Llegan a la ciudad y al convento: el padre Giovanni Strinna, la Sr. Anne de Barsi, el Alcalde de Montecompatri (Italia), Sr. Monte Franco, el Teniente Alcalde, Sr. Bassani Fausto, para preparar con la ciudad de Calahorra el hermanamiento de las dos ciudades. El padre Giovanni es el Promotor de la causa de Beatificación del padre Juan de Jesús María, apodado El Calagurritano, porque nació en Calahorra en 1564; llegó a General de la Orden, ayudó, desde su posición en Roma, a Santa Teresa de Jesús en la Reforma desde Roma, murió en olor de santidad el año 1615 y su cuerpo permanece incorrupto en Montecompatri. La Sra. Anne es la bienhechora de proceso.
Reunidos con la Comisión nombrada en Calahorra, se acordó el hermanamiento de las dos ciudades y se notificó a la ciudad que, el días 22 de Marzo, se iniciaría oficialmente el proceso de Beatificación. A esta ceremonia acudieron, entre otros, el Alcalde de Calahorra D.Javier Pagola y el Padre Prior del convento fray Jesús Ormaza. Los actos y propaganda para dar a conocer la vida del padre Juan de Jesús María, "El Calagurritano, han sido varios desde entonces. Quiero resaltar sólo el que se celebró el 18 de Mayo de 1996 para informar sobre el Proceso de Beatificación. La asistencia fue masiva. Los oradores, insuperables.


Nos acercamos al Centenario de la muerte de Santa Teresita del Niño Jesús. El Carmelo de Calahorra, Padres y Madres Carmelitas, quieren celebrarlo como se merece. Se organiza un triduo como inaguración de este año centenario. Comienza el 29 de Septiembre de 1996. Se clausurará el 1 de Octubre de 1997. El comienzao no puedo ser más grandioso:
El 29 de Septiembre de 1996, a las 12,30 Misa solemne en el convento de las Madres Carmelitas. Preside y predica el padre calagurritano Julio Félix Barco; canta el Orfeón calahorrano "Pedro Gutiérrez". El éxito, total. 
El 30 de Septiembre de 1996, vísperas solemnes a las 18,30. Las preside el Prior de Calahorra para Juan Carlos Ayesta.
El día 1 de Octubre de 1996. Misa concelebrada a las 18,30. Preside y predica el Párroco de los Santos Mártires D.Miguel Angel Ezquerro. Exdelegado de Misiones Diocesanas. Concelebramos en él ocho sacerdotes, tanto carmelitas como diocesanos. La clausura será con una exposición fotográfica insuperable de la vida de Santa Teresita del Niño Jesús, colocada en el claustros de los PP.Carmelitas desde el 1 al 16 de Septiembre de 1997. Por ella, pasó todo el pueblo y conoció con más profundidad la vida de esta Santa tan extraordinaria y, a la vez, tan sencilla.
Como botón de muestra, no único, de la disposición en que siempre está el convento para el servicio de los demás y del Señor, quiero reseñar otro acontecimiento no frecuente. El 24 de Mayo de 1997, se celebró en Calahorra "La vigilia diocesana de Espigas de la Adoración Nocturna". La Iglesia y el convento se puso a disposición de la Diócesis. Acudieron personas no sólo de los pueblos de La Rioja, sino de Navarra, País Vasco, Aragón... Se concentraron en la Catedral y desde allí, en procesión con sus estandartes, vinieron al Carmen a celebrar la Vigilia. El templo resultó insuficiente.
Otro de los eventos más importantes de estos años ha sido la restauración, por fin, de la estatua de la Virgen del Carmen, llevada a cabo durante los años 1997-1998. Se había proyectado muchas veces, pero siempre se quedaba en eso, en proyecto. El gran inconveniente, su financiación. Alguien nos sugirió al padre Prior Juan Carlos Ayesta, y a este humilde escritor la forma: Acudir al Sr. Alcalde D.Javier Pagola, quien como Consejero de Ibercaja, nos podía ayudar a través de la Fundación que tiene dicha entidad para Obras Sociales. Después de una cordial entrevista con el Sr. Pagola, acordamos hacer un informe técnico sobre el estado en que se encontraba entonces la Virgen del Carmen. Estudiado este informe en la Comisión artística de Ibercaja en Zaragoza, el Consejo de Ibercaja mandó a las restauradoras a ver in situ la imagen y cotejar los datos aportados por nuestro informe con la realidad.
Una vez estudiado todo, se dio el visto bueno y la imagen de al Madres salía para el Museo Camón Aznar de Zaragoza, el 1 de Diciembre de 1997. La restauración se siguió muy de cerca tanto por el Padre Prior y por mí, como por el Ayuntamiento. Visitamos varias veces el proceso de  restauración, quedando admirados y llenos de alegría por lo que se iba descubriendo. Terminada con éxito la restauración, llegó la Virgen de nuevo a nuestro Santuario, totalmente remozada, brillante, desconocida, pero majestuosa el 28 de Mayo de 1998. Sólo quiero decir que, una vez restaurada, nuestra Virgen del Carmen es exactamente igual, casi como dos gotas de agua, a la Virgen del Carmen hecha por Gregorio Fernández y que se conserva en la Iglesia de Santa Teresa de Ávila. Con lo que todas las dudas sobre su autoría quedan totalmente disipadas.
LLego la conmemoración del IV Centenario de la Fundación del Convento de las Madres Carmelitas. Toda la ciudad y, por supuesto, el convento de los Padres, participó en él. Se empezó con una vigilia de oración, dirigida por el padre Rafael Mª León, Carmelita de la Provincia de Aragón-Valencia. El 21 de Junio de 1998, fue señalado. Presidió y predicó el Nuncio Apostólico en España, Monseñor Lajos Kada. Lo acompañamos en la concelebración D.Ramón Búa Otero, Obispo de la Diócesis, los PP.Carmelitas y los sacerdotes amigos del Carmelo. La presentación del libro: "Las Carmelitas Descalzas del Monasterio de San José de Calahorra (La Rioja) 1598-1998", de Eliseo Sáinz Ripa, con un estudio artístico y fotográfico de José Manuel Ramírez Martínez fue uno de los eventos notorios con los que se adornó esta celebración.


LA IGLESIA DEL CARMEN EN LA ACTUALIDAD


La estructura de la Iglesia luce la sencillez del barroco de la primera época que entronca y se apoya aún en la austeridad del Escorial. Este es el estilo adoptado por los Padres Carmelitas Descalzos y que se refleja en la Regla Primitiva y las Constituciones del año 1600.
La construcción de la Iglesia duró varios años. Las noticias fundamentadas en documentos son más bien escasas por haber desaparecido casi todos los archivos de este convento. Es de suponer que intervinieron en su construcción tanto fray Alonso de San José, como fray Nicolás de la Purificación. 
La fachada de la Iglesia del Carmen de Calahorra está dentro de la línea constructiva de la Orden Carmelitana de los Descalzos.
La mampostería encadenada, alternando con ladrillo, da solidez y color al Santuario. Su fachada, parecida a la del Convento de la Encarnación de Madrid, sencilla y severa.
Las puertas de entrada, filigrana artesana modernista creada en 1888 por tres hermanos carmelitas: Santos, Eliseo y Luis. Verdadera obra maestra. La madera es de alcurnia y solera, nogal.
La planta.  El interior se muestra un poco asimétrico, rebelde, con sus tres naves desiguales, tanto en altura como en anchura, con su pequeño crucero y una cabecera rectangular. Si hubiera que catalogarla, se lo podría inscribir dentro de la Iglesias de planta de cruz latina, con capillas que la franquean como si fueran dos naves, una a cada lado. Por supuesto, que no se conserva en la actualidad tal como se estreno en el siglo XVII, ya que ha sufrido distintos retoques a lo largo de estos siglos.
La nave, los brazos de crucero y cabecera del ábside, cubren sus delicadas cabezas con bóvedas de lunetos que apean en pilastras toscanas. Las capillas laterales exigieron la separación de la nave con arcos de medio punto, siendo irregulares en todo: en anchura, en largura y en la variedad de sus tocados bovediles.
Verás cúpulas de tracería, cielo raso, cúpula elíptica sobre pechas y bóvedas de arista. Sin embargo, la que atrae todas las miradas es la bóveda del crucero: cúpula sobre pechinas terminada en elegante linterna que obliga a elevar las miradas hacia el infinito impulsadas por sus fajas radiales.
Como todas las Iglesias de estos conventos, tiene adosado un claustro. Este, aquí, es sitio de oración, de tránsito y de recuerdo de los seres queridos, pues reina en él, el panteón conventual: el antiguo, en el mismo claustro; el moderno, 1959, en el centro del patio; este claustro está franqueado por arcos de medio punto. Sus bóvedas, de lunetos. Y en un costado, en su patio exterior, custodiando el panteón, un ciprés eleva hacia el cielo su lanza verdinegra.
Se nota el parentesco entre este Santuario y de las Madres Carmelitas:
1) Además del parecido de la fachada, ambas Iglesias tienen, en la actualidad, tres Retablos de la misma época y casi idénticos en su estructura.
2) Son pequeñas.
3) Hay atmósfera de recogimiento.
4) Cada una se enjoya también, con una escultura impresionante del gran maestro barroco castellano Gregorio Hernández o Fernández, siglo XVII: aquí, es la talla de la Virgen del Carmen. En las Madres Carmelitas, es un Cristo atado a la columna, irrepetible. 
Preside esta talla de la Virgen del Carmen el retablo central. Antes de su restauración, se tenían dudas sobre la autoría de la imagen. Había padres carmelitas que sostenían que sólo la cabeza era obra de Gregorio Hernández, el resto lo habían tallado los discípulos.
Recién restaurada, ahora la autoría está clarísima. Es gemela, como se puede comprobar, a otra que hay en Ávila en la Iglesia de Santa Teresa, documentada totalmente y que es de Gregorio Hernández. Sólo se diferencia en la caída del pelo por detrás. Su enorme talla de madera de pino, policromada, vaciada, unida y ensamblada, 180 cm. x 100 cm., reina en el interior de la hornacina central del altar mayor.
El Niño Jesús, como Salvador, con la bola del mundo en la mano izquierda, está sentado en el brazo izquierdo de su Madre, (un poco vacilante por juguetón).
Los tres Retablos, el central y los dos laterales, nacen a la vez que la fachada y estructura de la Iglesia. Probablemente el autor de ellos sea el hermano Juan.
Las únicas variantes son los Santos que visten los lienzos.
En el ático del altar del presbiterio, reina un Calvario. Encima del él, cierra el retablo un frontón curvo, donde aparece un escudo del Carmelo.
En el lateral de lado del Evangelio, está el altar de San Juan Bautista. Dos lienzos lo adornan: en el ático, el profeta Elías; en el centro del retablo, San Juan Bautista.
En el lado de la Epístola, el retablo de la Sagrada Familia. En su ático, reina, esta vez, otro profeta, muy vinculado también a la Orden Carmelitana: Eliseo.
Es lógico suponer que todos estos retablos salieron de la mano de un fraile trazador de la Orden. El nombre se ha perdido en el anonimato.
Cierran la nave de la Epístola dos detalle muy unidos a la vida del Carmen calahorrano. El primero, una talla moderna del Niño Jesús de Praga. El otro, una hermosa lápida funeraria. La mandó hacer el Obispo de Calahorra, Ildefonso de Mena y Borja, muerto en Octubre de 1714. Se le conoce con el sobrenombre de "El Obispo Incrédulo", porque no creía que los carmelitas se levantaran a medianoche a rezar Maitines. Cuando, después de espiarlos en secreto, se convenció, quiso ser enterrado en este convento. De ahí, su apodo y el que se encuentre su lápida funeraria en este Santuario.
En el crucero de lado del Evangelio, en la actualidad, se puede admirar la talla de busto redondo de Santa Teresa de Jesús, la Santa Madre. Probablemente sea barroca del final de XVII, principios del XVIII. 
En la prolongación de la otra nave lateral, semioculta, se halla, en la antigua Capilla de los Dolores, un Cristo Crucificado. de talla mayor que el natural, de estilo moderno. Sin embargo, suscita una profunda devoción en todos los calagurritanos que visitan este Santuario.
Antes de entrar en esta capilla, en el lugar que antes ocupaba San Andrés Corsino, se venera una imagen de San José, de talla grande, moderna.
El órgano, es de origen francés, puesto que aparece esta firma: Magenfils, fères de Agen, con lo que no hay duda de su procedencia. Se halla situado en el coro de la Iglesia, en el lado del evangelio. Está en muy buen uso. Tiene dos teclados de mano, ambos de marfil y de ébano y uno de pie. Rótulos de cerámica distinguen los tiradores de los registros. Los tubos están distribuidos en cinco grupos de cuatro tubos cada uno, flanqueados por dos torretas cilíndricas de tubos. En total, siete grupos. El del centro, en forma de castillete, luce una labor de artesanía primorosamente trabajada. Su material es de madera barnizada.


Joaquín Franco Guerrero
y
Fernando Fernaández
BIBLIOGRAFÍA
Historia de Calahorra y sus glorias.
Padre Lucas de San Juan de la Cruz. (Valencia 1925)
Monografía documental del convento de los RR.PP.Carmelitas Descalzos de Calahorra (La Rioja)
Higinio Gandarias Ibaibarriaga. (Vitoria 1979)
Libro Becerro. 
Archivo de los PP. Carmelitas de Calahorra (2 tomos).

EL TEMPLO
Fundado en 1603 posee un gran retablo clasicista del siglo XVII, obra de tracistas de la Orden, con una bella Virgen del Carmen barroca, atribuida a Gregorio Hernández. Esta imagen fue coronada canónicamente como Reina de la Ribera el 16 de Julio de 1957, celebrándose este aniversario todos los años con la presencia masiva de fieles de toda la comarca.
A la entrada nos encontraremos una cancela de finales del siglo XIX.
Tiene dos retablos colaterales de pintura, coetáneos y a juego con el retablo mayor.
Las capillas laterales, que se comunican entre sí, actualmente están desnudas. En la última de la derecha (primera según entramos) se conserva la lápida del obispo Alfonso de Mena y Borja, apodado “El Obispo Incrédulo”, ya que no se creía que los frailes se levantaban a medianoche al rezo de Maitines. Una noche, bajó secretamente al convento. Al comprobar que era cierto que los frailes rezaban a esas horas, se excusó públicamente y pidió ser enterrado en este templo, pero en un lugar donde lo pisaran los frailes al entrar a rezar. Así se hizo, aunque la lápida sepulcral se encuentra en la pared y no en el suelo, ya que estorbaba al paso.
EL CONVENTO
Todo el convento sufrió mucho como consecuencia de la Desamortización de 1835 al 1837, llamada de Mendizábal. Se declararon extinguidos los monasterios, conventos, colegios, congregaciones y demás casas religiosas de ambos sexos, adjudicándose el Estado sus bienes, que después se subastaron.
En 1883, los padres Carmelitas franceses, pertenecientes a la provincia eclesiástica del Avignon-Aquitania, restauraron el convento.
En 1922, lo vuelven a ocupar los Padres Carmelitas españoles de la provincia de Navarra. Están hasta septiembre de 1927, fecha en que se lo adjudican a los Padres Carmelitas de la provincia de San Juan de la Cruz de Burgos. En la actualidad, viven en él los Padres Carmelitas que pertenecen a la provincia de San Joaquín de Navarra. Llegaron a este convento el 28 de Septiembre de 1970.

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