lunes, 17 de enero de 2011

¿Qué es la oración?

¿Qué es la oración?

La oración es el incienso del corazón cuya fragancia llena el cielo.
La oración es la mejor arma que tenemos, es la llave al corazón de Dios.
A través de la oración el alma se arme apara enfrentar cualquier batalla.
  
Debes hablarle a Jesús, no sólo con tus labios, sino con tu corazón.
En cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar.


Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu bondadosa mirada y aumenta Tu misericordia en nosotros para que en los momentos difíciles, no nos desalentemos ni nos desesperemos, sino que, con la máxima confianza, nos semetamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia misma. 

Si alguna vez fuera más agudo el conocieminto de nuestra debilidad, si las tentaciones arreciaran, oirémos cómo el Señor nos dice también a nosotros: "Te basta mi gracia, porque la fuerza resplandece en la flaqueza". Y con San Pablo podremos decir: "Por eso, con sumo gusto me gloriaré más todavía en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por lo cual, me complazco en las flaquezas, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones y angustias, por Cristo; pues cuando soy débil, entonces soy fuerte, con la fortaleza de Dios".
Aunque sintamos que tenemos los pies de barro, nos dará gran confianza considerar los abundantes medios sobrenaturales que el Señor nos ha dejado para vencer. Se ha quedado en el Sagrario, como especial fortaleza para la lucha; nos dio la Confesión, para recuperar la gracia perdida y aumentar la resientencia al mal y la capacidad para el bien; ha dispuesto que un Ángel nos guarde en todos nuestros caminos; contamos con la ayuda extraordinaria de la Comunión de los Santos, del ejemplo de tantas gentes que se comportan como hijos de Dios, con la ayuda de la corrección fraterna... Tenemos, sobre todo, la protección de María, Madre de Dios y Madre Nuestra, Refugio de los pecadores, nuestro refugio, a la que ahora acudimos pidiéndole que no nos deje de su mano, y nos proteja con su manto y nos libere de todo mal gracias a su Santo Escapulario.

Santa Teresita dice: " A mi entender, la oración no es otra cosa que un trato de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama".
¿Y quién es el nos ama?. Jesús de Nazaret. Él estuvo siempre en oración desde su nacimiento en el portal de Belén hasta su muerte en el Calvario.
¿Entonces, cómo es que aparece en la estampa con San José jugando...?. Porque el Cristiano reza hasta jugando, pues está también en relación con Dios Padre.

Amadísimas abuelitas, padres y madres, os invitamos a rezar por vuestros pequeños y también os eseñaremos algunas canciones para que en vuestros hogares jugueís con vuestros hijos y nietos de modo que la alegría de la Sagrada Familia reine en vuestras casas.

Podeís acudir a la oración todos los viernes en el Carmen de 5:30 a 6:30 de la tarde.

SALMO 131 (130)

"Como un niño en el regazo de su madre".

1,- Canto de peregrinación de David.
Señor en mi corazón no es altanero, ni son altivos mis ojos.
Nunca perseguí grandezas ni cosas que me superan.

2,- Aplaco y modero mis deseos; estoy como un niño en el regazo de su madre.

3,- ¡Espera, Israel, en el Señor, ahora y siempre!.



Reflexionemos con un pensamiento del Padre Pío:

"Si Jesús se manifiesta a vosotros, dadle gracias; si se os oculta, dadle gracias. Todo esto es un juego de amor para traernos dulcemente hacia el Padre. Perserverad hasta la muerte, hasta la muerte con Cristo en la Cruz".

"El corazón de nuestro divino Maestro nos conoce más que la ley del amor, la dulzura y la humildad. Poned vuestra confianza en la divina bondad de Dios, y estad seguros de que la tierra y el cielo fallarán antes que la protección de vuestro Salvador".

"Caminad sencillamente por la senda del Señor, no os torturéis el espíritu. Debéis detestar vuestros pecados, pero con una serena seguridad, no con una punzante inquietud".

"El don de la oración está en manos del Salvador. Cuanto más te vacíes de ti mismo, es decir, de tu amor propio y de toda atadura carnal, entrando en la santa humildad, más lo comunicará Dios a tu corazón".

"En la medida en que vaciéis vuestro Yo de sí mismo, es decir, del apego a los sentidos y a nuestra propia voluntad, echando raíces en la santa humildad, el Señor hablará a vuestro corazón".

"Practicad con perseverancia la meditación a pequeños pasos, hasta que tengáis piernas fuertes, o más bien alas. Tal como el huevo puesto en la colmena se transforma, a su debido tiempo, en una abeja, industriosa obrera de la miel".

"Sed vigilantes cuando meditéis. Generalmente los que se entregan a la meditación, lo hacen con una especie de arrogancia, tan ansiosos están por encontrar el sujeto susceptible de consolar su espíritu, y esto es suficiente para impedirles encontrar lo que buscan".

Liberarse de la ansiedad: si vuestro espíritu no se concentra, vuestro corazón esta vacío de amor. Cuando se busca sea lo que sea con avidez y prisa, puede uno tocar cientros de veces el objeto sin ni siquiera darse cuenta. La ansiedad vana e inútil os fatigará espiritualmente, y vuestro espíritu no podrá dominar su sujeto. Hay que liberarse de toda ansiedad, porque ella es la peor enemiga de la devoción sincera y auténtica. Y esto, principalmente, cuando se ora. Recordad que la gracia y el gusto de la oración no proviene de la tierra, sino del cielo, y que es en vano utilizar una fuerza que sólo podría perjudicaros. Es mediante una sumisión completa y ciega que os sentiréis guiados en medio de las sombras, las perplejidades y las luchas de la vida. "El hombre obediente cantará victoria", nos dice la Escritura. Si Jesús se manifiesta a vosotros, dadle también las gracias; si se oculta a vuestra vista, dadle también las gracias. Todo esto compone el yugo del amor.

"No escuchéis lo que os dice vuestra imaginación. Por ejemplo, que la vida que lleváis es incapaz de guiaros al bien. La gracia de Jesús vela y os hará obrar para ese bien".

Padre Pío.

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